jueves, 11 de octubre de 2007

ULTIMO DÍA DE LIBERTAD


Cinco siglos igual. No se ha detenido el proceso de aniquilamiento, dominación y servidumbre. Los hijos de la tierra, los despojados de lo suyo, los silenciados, los nadies, pagan aún un precio alto, altísimo: el del desconocimiento de su identidad, el de ninguneo de su cultura, la negación al derecho a ser reconocidos como verdaderos hijos y dueños de la tierra.
El hombre blanco sigue arrasando con todo; cruz y espada del siglo XXI, entrega vidas para la explotación de los recursos. La expoliación capitalista no se detiene, y amenaza con destruir al mismo planeta. “La Tierra se está quitando de encima a su peor enemigo” cantan Los Piojos, y cuánta razón tienen. “El capitalismo y el medio ambiente son incompatibles” dice Hernán, sabio. Qué poco aprendimos de aquellas culturas originarias, que enseñan la vida en armonía con la naturaleza, el cuidado de la tierra, el aprovechamiento de sus frutos sólo en la medida de la necesidad y nunca para obtener una ganancia. Hoy Nike es la cultura, pasteras y mineras arrasan y en las escuelas se sigue celebrando el 12 de octubre, Día de la Raza.
Pero ellos son, viven, resisten. Mi amigo Horacio Vera levanta bien alta la winpala, su bandera-emblema. Margarita enseña a tejer juncos, hace libros y camina escuelas. María mantiene vivo el fueguito de la memoria, Mónica en Yatana, y así van, estoicos, golpeados quizás pero dignos, dándole pelea al desprecio y la indiferencia.
Leen, aprenden, enseñan, denuncian, combaten la mentira y el desprecio.
12 de octubre de 1492. En el Caribe de postal no hubo ni choque ni encuentro de culturas. Sí dominación, asesinato y despojo. Sangre y fuego, Colón con sus mosquetes y espejitos, ellos ofreciendo sus frutos y toda su inocencia. Cristóbal Colón, ese asesino a sueldo de los reyes, de quien no sabemos dónde nació pero sí que murió despreciado y desahuciado.
Esta historia maldita se sigue escribiendo, todos los días. Sigue siendo. Hoy los hijos de la tierra son esclavizados en los talleres textiles, los mapuches continúan peleando por su derecho a la tierra que les fue arrebatada, los tobas y wichis se mueren de hambre, miles de mal llamados aborígenes son mano de obra barata a lo largo y lo ancho de nuestra América.
Pero ellos, tenaces, cabezas duras, persisten. Mantienen viva la cultura, se organizan, honran a sus ancestros y dan vuelta la mentirosa historia oficial.
Escribió Mochi Leite, en Piedrapalabra: “Nosotros hemos varado aquí como cualquier cetáceo y no fuimos regocijo para ellos, no llenaron conchillas y otros recipientes con nuestra grasa derretida, no se repartieron nuestra carne blanca, no fuimos alimentos para ellos; fuimos terror, enfermedad, la noche para siempre”.
Hoy, 11 de octubre, último día de libertad, digo, apenas, que de a poco va saliendo la mugre de abajo de la alfombra.

Publicado por Adrián Camerano en surprofundoperiodismodeautor.blogspot.com. 11 de octubre de 2007

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