domingo, 22 de abril de 2007

¿Sabías que acá hubo indios?

Así encabezamos los afiches y volantes a instancias de Horacio, que nos mostró otro de una charla que se había hecho en Mar del Plata.
Y sí, yo personalmente sabía que hubo indios, sabía del exterminio, del genocidio, de la desaparición de una etnia en un casi abrir y cerrar de ojos...
Unos españoles por acá, unos salesianos por allá, un Popper por acullá y chau selk’nam…
Digo yo sabía de esto, al llegar acá creo que fue la lectura ineludible: Anne Chapman, Nelly Penazzo...pero creo que fue recién cuando conocí a Horacio que sentí más claramente la historia del genocidio…
Y el otro día, en el quincho del S.U.T.E.F., el día del indio americano, él quiso reunir gente de acá y contarles esto, lo que a él le había pasado con su propia historia, y lo que le sigue pasando con su mamá...con su esposa de hace 40 años.
Como la discriminación en la propia casa, en la propia familia, duelen tanto como los miles de ancestros desaparecidos.
Él se descubrió a sí mismo indio hace muy poco, se comenzó a sentir indio de la mano de un diaguita a quien admira y que vive en Mar del Plata: Martiniano Leguizamón.
Y es él y la memoria de quienes los precedieron, quien lo insta a seguir en este camino de no olvidar las raíces, de venerarlas, de contarles a todos lo que pasó...
Por qué hubo indios...y ya no.
Por qué hubo tierras y sólo una pequeña parte quedó para los descendientes de los aborígenes y en esas tierras está instalado un señor Paños que no lo es, pero sí usufructúa ampliamente lo que obtiene de turistas extranjeros que pescan en la laguna Pescado.
Porque esto es injusto y hay que contarlo, por eso están Horacio Vera y su papá y María Maldonado...y están los compañeros del S.U.T.E.F., y estamos nosotros los Trashumantes, y toda la gente que fue a la charla el 19.
Hay que seguir contando que acá...hubo indios.

viernes, 20 de abril de 2007

“EL HOMBRE O LOS MOLUSCOS”

“La especie humana arriesga su desaparición”
“Somos responsables por la vida o la muerte de nuestro planeta”

Entrevista con Leonardo Boff

Por Sergio Ferrari*

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Cambios climáticos radicales e irreversibles, informes de instituciones internacionales casi fatalistas... El planeta tierra, “nuestra casa común”, al decir del teólogo y militante brasilero Leonardo Boff, se confronta a un momento complejo de su propia historia evolutiva. Entre catástrofe y amenazas de desaparición, Boff -miembro de la Comisión Internacional de la Carta de la Tierra y premio Nobel alternativo 2001- , aporta desde la ciencia, la teología y la militancia, su mirada crítica, una voz de advertencia y, a pesar de todo, un grito de esperanza.

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P: Los estudios, como el recientemente presentado sobre el calentamiento de la tierra, describen una situación cada día más alarmante. ¿Cómo interpretar este momento preocupante de la historia evolutiva del hombre y el planeta?
Leonardo Boff: Estamos tomando conciencia que podemos ser destruidos. No por algún meteoro rasante o por un cataclismo natural de proporciones inconmensurables. Sino por la irresponsable actitud humana. El hombre ha construido dos máquinas de muerte que pueden destruir la biosfera: las armas de destrucción masiva y la agresión ecológica al sistema Tierra. Hasta ahora existía una cierta preocupación de no sobrepasar los límites que puede soportar la Tierra. El Panel Intergubernamental para los Cambios Climáticos (IPCC en inglés), a inicios de febrero, reveló que ya hemos roto esa barrera. El planeta va, irremediablemente, hacia un aumento de la temperatura de entre 1.8 y 6 grados Celsius. Las consecuencias sobre la biodiversidad serán devastadoras. Millones y millones de personas corren serios riesgos a causa de pérdidas de cosechas, de sequías o de las inundaciones por la subida de las aguas de los océanos que será de entre 18 y 59 centímetros como mínimo...

LA LOGICA DE LA AUTO-DESTRUCCION

P: Un panorama catastrófico...
LB: La certidumbre que somos responsables por la vida o la muerte de nuestro planeta vivo. Depende solamente de nosotros el futuro común, es decir el nuestro como especie y el de nuestra querida Casa Común, la Tierra, que amamos tan entrañablemente.



P: Aunque produce *carne de gallina* sólo imaginárselo... ¿podría el ser humano llegar a desaparecer resultado de su poder auto-destructivo y de su falta de sabiduría?
LB: Nombres notables de las ciencias no excluyen esa posibilidad. Por citar algunos, Stephen Hawking (“El Universo es una Cáscara de Nuez”) anticipa que en el 2600 la población mundial vivirá codo con codo y que el consumo de electricidad dejará la tierra incandescente. El premio Nobel, Christian de Duve, afirma que la evolución biológica marcha aceleradamente hacia un momento de ruptura. Prestigiosos historiadores como Arnold Toynbe y Eric Howsbawn, también se plantean la inviabilidad del planeta si continúa en esta lógica. James Lovelock, (“La venganza de Galia”) anticipa un escenario brutal: hasta el fin del siglo el 80 % de la población humana desaparecerá. El 20 % restante va a vivir en el Ártico o en algunos pocos oasis en otros continentes, donde las temperaturas serán más bajas o donde caerá un poco de lluvia. En cuanto al territorio brasilero será demasiado caliente y seco como para ser habitado.



P: Inimaginable pensar en la desaparición de la especie...
LB: Sería una catástrofe biológica de magnitud inconmensurable. Se vería anulado el trabajo de por lo menos 3.8 billones de años, fecha probable de la aparición de la vida; y de los 5-7 últimos millones de años, desde que apareció la especie homo; y de los últimos cien mil años, desde que irrumpió el Homo Sapiens... Caería todo ese trabajo realizado por el universo entero de energías, de informaciones y de diferentes formas de materia...
Hay que recordar que hasta ahora no fueron identificadas científicamente y de forma irrefutable otras inteligencias en el universo. Somos, en tanto especie homo, una singularidad sin comparación en el cosmos. Contamos con un cuerpo con treinta billones de células; un cerebro con cien millones de neuronas en continua sinapsis, complejo en su psiquis y su conciencia, cargada de informaciones recogidas desde que irrumpió el cosmos con el Big Bang. Y que se fue enriqueciendo con emociones, sueños, arquetipos, símbolos. Y con un espíritu, capaz de captar el todo y sentirse parte de él, e identificarse con Aquel que une y re-une, liga y re-liga todas las cosas haciendo que no sean caóticas sino ordenadas y dándole sentido y significado a la existencia en este mundo. Y que nos hace nacer sentimientos de profunda veneración y respeto hacia la grandeza del cosmos.

En ese sentido, la historia de la vida y la historia de la vida humana perderían algo inestimable.



EL UNIVERSO, ANTERIOR AL HOMBRE

P: ¿Y el hombre y su instinto por sobrevivir en ese panorama casi desolador?
LB: aunque aparezca contradictorio frente a la gravedad de los hechos, diría que es necesario tener paciencia con el ser humano. Hay mucho que aprender. En relación al tiempo cósmico, lo transitado hasta ahora por el hombre es sólo un minuto de vida. En esta perspectiva la situación actual representa un desafío más que un desastre posible.

Por otra parte, aún en la perspectiva de la desaparición del ser humano como especie, el principio de inteligibilidad y de *amorosidad* (amor) quedaría preservado. Eso existió en el universo antes que los seres humanos. Es un principio tan ancestral como el mismo universo...



P: Para volver a la categoría de “tiempo cósmico” y la acelerada crisis actual, ¿tendrá todavía la especie humana tiempo para realizar este aprendizaje?
LB: Todo parece indicar que el reloj corre contra nosotros. Posiblemente estemos llegando ya demasiado tarde, y hemos pasado el punto de no-retorno. Pero como la evolución no es lineal y conoce frecuentes rupturas y saltos para arriba –producto de mayor complejidad- y como existe el carácter indeterminado y fluctuante de todas las energías y de toda la materia, nada impide que se produzca la emergencia de otro nivel de conciencia y de vida humana que salvaguarde la biosfera y el planeta tierra.

Es interesante, por ejemplo, que Théodore Monod, fallecido en el 2000 y tal vez el último gran naturalista en el mundo, quien era cristiano –protestante-, sugiere ya como posible candidato a los cefalópodos –una especie de moluscos- que poseen una perfección anatómica notable. Con su cabeza con una cápsula cartilaginosa, que funciona como cráneo, y que tienen ojos como los vertebrados. Con un psiquismo altamente desarrollado con memoria doble, en tanto nosotros tenemos solo una.

Evidentemente, no será mañana que saldrían del mar para entrar al interior del continente. Necesitarían millones de años de evolución. Pero ya cuentan con una base biológica como para dar un salto rumbo a la conciencia. De todas formas nos urge escoger: el ser humano y su futuro o los moluscos.

P: ¿En la elección de futuro hay una decisión de práctica actual, cotidiana, inmediata?
LB: Sí. Es importante ya ahora mismo mostrar amor a la vida en su majestuosa diversidad, tener compasión de todos los que sufren, realizar rápidamente la justicia social necesaria y amar a la Gran Madre Tierra. Avancemos aceleradamente porque no tenemos mucho tiempo que perder. Para ello habría que reunir radicalmente las cuatro “r”: reducir, reutilizar, reciclar y re-arborizar. Así nos adaptaríamos a los cambios y disminuiríamos los efectos dañinos actuales.

Apuesto al optimismo. De la misma manera que el ser humano domesticó otros medios de destrucción, el primero de los cuales fue el fuego, así ahora domesticará los medios que pueden destruirlo. Aquí cabría, por ejemplo, un análisis de las posibilidades dadas por la nanotecnología (que trabaja con átomos, genes y moléculas) que puede, eventualmente, ofrecer medios técnicos para disminuir el calentamiento global y purificar la biosfera de los gases del efecto invernadero.

De todas formas debemos pensar estas cuestiones en términos de física cuántica y de nueva cosmología. La evolución no es lineal. Acumula energía y da saltos. Esto también nos lo sugiere las teorías de Niels Bohr y Werner Haisenberg: pueden irrumpir virtudes escondidas, venidas del vacío cuántico, de ese océano indescifrable de energía que subyace en el universo y modificar, así, la línea de la evolución.



LA APUESTA A OTRO MUNDO
P: Al margen de presagios fatalistas y de un realismo dramático, ¿cuál es la convicción profunda de Leonardo Boff sobre el futuro de la especie humana?
LB: Me opongo a la idea que nuestro destino, luego de millones de años de evolución, termine así, miserablemente, en las próximas generaciones. Habrá un salto, quien sabe, en la dirección de lo que ya en 1933 Pierre Theilhard de Chardin anunciaba: la irrupción de lo noosfera, es decir aquel estado de conciencia y de relación con la naturaleza que inaugurará una nueva convergencia de mentes y corazones así como un nuevo nivel de la evolución humana y de la historia de la tierra.

En esa perspectiva, el escenario actual no sería una tragedia sino una crisis. La crisis regenera, purifica y madura. Anuncia un nuevo comienzo, un dolor y un parto promisorio y no las penas de un fin de la aventura humana. Todavía vamos a brillar.

Y tal vez, para terminar, es importante decir que no se acabará el mundo, sino que puede acabarse este tipo de mundo insensato que ama la guerra y la destrucción en masa. Vamos a inaugurar un mundo humano que ama la vida, desacraliza la violencia, protege y tiene piedad de todos los seres, hace justicia verdadera y nos permite estar en el Monte de las Bienaventuranzas. O, simplemente, que habrá aprendido a tratar humanamente a todos los seres humanos, con cuidado, respeto, compasión a todos los demás seres. Todo lo que existe merece existir. Todo lo que vive merece vivir. Especialmente nosotros, los seres humanos.



*Colaboración E-CHANGER, ONG suiza de cooperación solidaria de la cual Leonardo Boff es miembro de honor y signatario de su Carta de Principios
EL FIN DE LA ESPECIE
Sobre la retórica fatalista del fin del mundo, Leonardo Boff reflexiona: “No es la primera vez que los seres humanos se ponen la pregunta del fin de la especie. Siempre que una cultura entra en crisis, como la nuestra, surgen mitos sobre el fin del mundo y la destrucción de la especie. Aparecen relatos patéticos ...En el Nuevo Testamento ese genero ganó cuerpo en el Apocalipsis y en algunos pasajes de los Evangelios que colocan en la boca de Jesús predicciones de fin del mundo.

Hoy prolifera una vasta literatura esotérica que usa códigos diferentes como comunicaciones con extraterrestres. Pero el mensaje es idéntico: el fin es inminente y hay que estar preparados.

Es importante no dejarse invadir por ese tipo de mensaje. Se trata de un mensaje de tiempo de crisis y no un reportaje anticipado de lo que va a ocurrir. Sin embargo, hay una diferencia entre los antiguos y hoy. Para los antiguos el fin del mundo estaba en su imaginario y no existía como proceso realmente posible. Para nosotros se trata de un proceso real, porque hemos creado, de hecho, el principio de auto-destrucción”. (Sergio Ferrari)

LEONARDO BOFF

Nació en Concordia, Estado brasilero de Santa Catarina, el 14 de diciembre de 1938. En 1970 se graduó como Doctor en Teología y Filosofía en la Universidad de Munich, Alemania. Durante años se desempeñó como profesor en varias universidades brasileras. Así como profesor invitado de las universidades de Lisboa (Portugal), Salamanca (España), Basilea (Suiza) y Heidelberg (Alemania). Es autor de más de 60 libros, muchos de los cuales han sido traducidos en varios idiomas.

Fue uno de los “padres” fundadores de la Teología de la Liberación. Lo que le valió una primera sanción de las autoridades católicas romanas en 1985. Ante una nueva amenaza de sanción por parte del Vaticano, Leonardo Boff renunció a sus actividades sacerdotales en 1992 y se autoproclamó al estado laico.

En la actualidad continúa sus aportes teológicos, con un particular acento en la temática ecológica. Es asesor del Movimiento de los Trabajadores rurales sin Tierra (MST) y de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) de Brasil. (Sergio Ferrari)
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domingo, 15 de abril de 2007

Una fusilación argentina



Por Osvaldo Bayer

Ahora, los argentinos asesinamos a maestros. Después de la célebre “desaparición de personas”, llamada la “Muerte Argentina”, nos gusta el detalle y nos especializamos en docentes. Un ejemplo para el mundo. Sí, la verdad que somos originales, no sólo podemos mostrar a la faz de la tierra un ejemplar de nuestro orgullo, como Maradona, sino también esto: reprimir con tiros por la espalda a docentes. Porque sí, en todo el mundo se reprime a los movimientos del pueblo, sin ninguna duda, pero cuesta encontrar justamente esto de reprimir a docentes. Ya teníamos un campeón en esto, Romero, el de Salta, a quien dedicamos más de una contratapa, con sus antecedentes de meterles agua fría, gases y balazos de goma. Y que pedimos más de una vez a los intelectuales peronistas que iniciaron un movimiento de criticar con dolor esta aberración. Y que pidieran a su partido la expulsión de ese ofensor de las leyes no escritas de la Etica en el trato para los segundos padres de nuestros hijos. No, no lo hicieron y ahora vuelve a repetirlo, otra vez, el gobernador Romero. Es su especialidad. Pensar esto en la tierra de la música y los cantares. Salta. Qué increíble. Pero hay alguien que ha querido superarlo. Sobisch se llama. Y batió el record. Mató al mejor. Fuentealba. Fuente Alba. Sobisch le ganó al maestro Fuente Alba. Tiro en la nuca y ya está. Puso en primera fila a su mejor representante: el cabo primero José Darío Poblete, con los mejores títulos como antecedentes: torturador conocido que no se privaba de nada, hasta le pegaba a su mujer. La vanguardia del ejército de Sobisch. Historia de la crueldad argentina.

¿Y por qué no puede hacer eso, Sobisch? ¿Acaso Yrigoyen no reprimió a balazo limpio a los peones rurales patagónicos, a los obreros que pedían las ocho horas de trabajo de la Semana Trágica, y a los hacheros de La Forestal? ¿Y los radicales dijeron algo, acaso? No, de eso no se habla. Alfonsín respondió a la televisión española sobre las huelgas patagónicas: “No me consta”. Ya está. Hay que mirar para adelante. ¿Y qué hicimos los argentinos cuando a uno de nuestros peores criminales sonrientes, el general Bussi, le permitimos presentarse en democracia, sí, en democracia, a elecciones y, peor aún, lo eligió gobernador el pueblo de Tucumán? ¿Quién es más culpable, el pueblo –no todos por supuesto, pero sí la mayoría que lo votó– de Tucumán o Bussi? ¿Y quiénes votaron a Sobisch? ¿Sabiendo cómo piensa desde siempre y conociendo sus lineamientos absolutamente basados en la ley del más fuerte y del más codicioso? ¿Tiene la culpa Sobisch o la mayoría del pueblo neuquino que lo eligió? ¿A pesar de haber escuchado durante décadas en esas latitudes a ese ser inigualable en su grandeza y generosidad: el obispo De Nevares? En todos sus mensajes De Nevares alertó sobre la violencia del poder que siempre, siempre, en la historia fue contestada por la rebeldía de los justos. Sobisch y Romero siguieron la línea marcada por Rico, Patti, Bussi, Blumberg, y ahora tienen esa realidad. Entonces, la bala como solución. La misma solución que apoyan suavemente por ahora, candidatos que se fotografían sonrientes con pobres niñas de las villas miseria.

Para salvarse, Sobisch redactó esa solicitada lamentable donde se nos aparece con la teoría de los dos demonios: compara a Fuente Alba con los dos policías muertos por malhechores en el Gran Buenos Aires. No, eso es fácil. Sí, es la famosa teoría de los dos demonios con la que los legisladores de la Obediencia Debida y Punto Final quisieron interpretar todo. Dos demonios. Nunca más pero mirando hacia delante.

El justificativo de Sobisch es demasiado ingenuo para creérselo. Compara, como decimos, al docente Fuente Alba con los dos policías muertos por malhechores. Justamente es todo lo contrario: los dos policías fueron muertos por la violencia producida por el sistema, donde hay desigualdades extremas como en nuestra Argentina, en la que hay miles de adolescentes criados en el hambre y la desocupación (¡qué violencia es ésa, la peor y las más injusta de todas!). Siempre va a haber delincuentes en un sistema de reparto injusto. Hemos tenido siempre, en este sistema, una policía que reprime a los violentos de la pobreza, pero esa policía se prosterna ante los poderosos y acepta sus dádivas por la espalda. Nadie aprueba que un joven salido de la miseria mate a un policía, pero es algo que va a ocurrir siempre en una sociedad y en un mundo que favorece al que ostenta el poder –en todas sus formas– y humilla al humilde. Dice Sobisch, estableciendo una interpretación sociológica salida de los corrillos de Wall Street: “Me duele la muerte del docente neuquino a manos de un policía. También me duele la muerte de los dos policías, en Caballito y Saavedra el día 9 de abril, a manos de delincuentes”. Claro, así es fácil. A todos nos duele la muerte. ¿Pero qué tiene que ver una cosa con la otra? El la usa como contrapartida. Es decir, compara la víctima de un lado con los homicidas del otro. Como diciendo sí, está esto, pero fíjense, está también aquello. Es decir, que tendríamos que cerrar esos casos y decir: sí es cierto, por eso unámonos, miremos hacia adelante y recemos.

No, no es así. Fuente Alba fue a reclamar por algo que tiene que ser la base de todo respeto en nuestra sociedad: la dignidad de los que enseñan a las nuevas generaciones.

La bella gente: los docentes. Una sociedad que humilla a sus docentes es una sociedad hipócrita, sórdida, usurera. Es la que tiene como ídolos y admira con sonrisa abierta a los verdaderos triunfadores de esta sociedad capitalista, de los que ayer se publicaron sus fortunas: el mexicano Carlos Slim, metido en los negocios telefónicos de la Argentina, declaró una fortuna de 53.100 millones de dólares, apenas un poquito menos que Bill Gates. Y sigue la lista. Cerremos los ojos y pensemos lo que significa esa cantidad de dinero. Mientras tanto, millones de niños tienen hambre, millones de seres humanos no tienen trabajo, se los humilla hasta el hartazgo a nuestros docentes, el mundo se envenena cada vez más con la producción irracional y Bush sigue matando niños en Irak, los fabricantes de armas sonríen ante las ganancias. Sobisch cree que esto es la democracia y procede así. Sobisch, educado en el colegio de los salesianos, el Don Bosco. Este último dato ya como ironía siniestra, o no.

La muerte del maestro por un sicario bestial que se debe haber sentido muy importante cuando recibió la orden de reprimir, supera como símbolo todo lo más deleznable. No puede haber nada más simbólico de lo abyecto. Ojalá inspire a nuestros artistas de formas e imágenes, sólo ellos pueden representar el más inmenso dolor humano. Las palabras no alcanzan.

No, el pueblo de Neuquén no puede permitir seguir siendo “gobernado” por Sobisch, tiene que decirle definitivamente que se vaya. Jugó, en su propia sed desmesurada de poder; se sintió el que maneja todas las teclas, y perdió para siempre.

Usted, Sobisch, asesinó al mejor maestro. El último proyecto de ese maestro fue llevar la escuela a los albañiles. Mientras los magnates viajan en autos cada vez más pesados que envenenan más y más el ambiente, Fuente Alba quería llevar la escuela a los albañiles. Sueños.

Sueños, sí, pero peligrosos. Mejor meterle un tiro en la nuca.

Una fusilación argentina. En tierras patagónicas. No aprendimos nada. Fusilamos a las peonadas en 1921, los gauchos de la tierra. Ahora, a los docentes. Y así herimos en el alma a nuestros propios niños. Sobisch no puede seguir. Si continuara sería una inmoralidad. El pueblo neuquino no puede vivir en la inmoralidad. Tiene que inundar las calles con la protesta noble. Las palabras y los pasos. Y enlazando con cada uno de sus brazos los brazos de un docente de Neuquén, de Salta, de Santa Cruz.

contratapa de Página 12 del 14 de abril de 2007

lunes, 9 de abril de 2007

Carlos Fuentealba

Cumpas:
Estuve leyendo los mails del Tato, de la Jose, y todos los que llegan por lo de Neuquen. No tengo mucho para decir. Son pocas las certezas que fui construyendo en estos pocos años siendo docente y trashumante. Son las nueve y media de la mañana del Lunes: Ahorita voy a salir al encuentro de los compañeros de la asamblea docente, para empuñar nuestra furia, apuntar nuestra esperanza y marchar hacia la casa de Neuquén solidarizándonos con la lucha de ellos, de Santa Cruz, de Salta... de la Argentina, que es la nuestra. Repudiando la muerte y el asesinato. El de las balas y el del desgobierno. Construyendo en el día a día, todo el tiempo. Acaso siguen pensando que el miedo nos va a paralizar? Que la muerte detiene algo? Qué nuestra lucha es de hoy en los de hoy?. Ellos no entienden, que venimos desde siempre, en cada lucha, en cada rebeldía, en cada muerte, en cada resistencia, en cada logro, en cada alegría, en cada esperanza. Somos porque ellos fueron; y por el espanto y la injusticia del presente. Por eso seguimos y seguiremos siendo, haciendo y luchando. Por eso nos vamos a la marcha. Porque frente a las muertes, frente a la necrofilia capitalista... vamos a caminar festejando la vida, la esperanza y anunciando el cambio (con bronca por supuesto).
Fabricio (El petiso) .

Fabricio es un compañero trashumante de Buenos Aires, no lo conozco, pero siento lo mismo que él siente.
Y lo mismo que sintieron las miles de miles de personas que hoy marcharon en todas las ciudades del país.
Y las miles de miles que reclamamos y que pensamos que un país mejor es posible.

sábado, 7 de abril de 2007

"Este será un año electoral, al menos en parte. Y está bueno que así sea si pensamos en todo lo que nos costó conseguir esta democracia, que seguramente tiene muchas cosas por pulir, muchas cuestiones pendientes, pero que está cada día más fuerte".
Aparecido en el comentario editorial de la revista de distribución gratuita “La movida”, Río Grande, Tierra del Fuego.

Carlos Fuentealba estaba haciendo política gremial. Era dueño de una historia personal admirable. Alguien que había cumplido un sueño contra la adversidad. No era una adversidad personal ni familiar la de Carlos Fuentealba. Era una adversidad social. La pobreza es una adversidad social. Trabajar toda una vida como administrativo de la UOCRA para estudiar mientas tanto y recibirse de maestro a los 38 años es un ejemplo de dignidad ante el que caen las palabras.
Pero hasta que su nuca fue el blanco de un disparo policial, Carlos Fuentealba no era para el Estado provincial ni un ciudadano ni un maestro ni un padre, era nadie. Sólo ante la visión de muchos nadies entorpeciendo el tránsito alguien puede dar la orden de reprimir: las vidas de los que protestan son vidas sacrificables.

Sería interesante que la derecha dejara de ser intelectualmente tan pobre, y enunciara claramente su noción del derecho a la vida más allá del derecho de los “particulares”. No es un tema menor, en un país tan proclive a la sangre.
Sandra Russo, contratapa del Página 12 del 7 del 4 del 07.

Copio y pego y siento bronca….
Esta democracia…. ¿está cada día más fuerte?