Diciembre 2014. Llegan mis hermanas, se va Panda a Ushuaia, y me toca ocupar la misma habitación que fuera mía desde mis quince años hasta que mi hijo mayor Juan, tuviera casi uno.
Todos esos años excepto el 76 que prácticamente no estuve.
Acá estudiaba para los exámenes del secundario "los cuatrimestrales".
Escuchaba radio durante todo el día en que no estaba en el colegio, y a veces toda la noche.
Las radios eran a "lámparas" y una noche que me olvidé una de las que tuve prendida, se derritió parte del plástico de la carcaza, peligroso.
Estudié para el ingreso a Medicina, y en el mismo lugar casi toda la carrera.
Tenía una hermosa mesa-escritorio, que quedaba guardada dentro de un placar -en la casa anterior había sido de mis hermanas menores- yo escribía con lápiz y luego borraba, en la madera de la mesa.
Adentro del mueble había estantes y allí guardaba lápices, cuadernos libros, hojas de carpeta.
Tenía una muy pequeña biblioteca de dos o tres estantes que creo que es la que subsiste en la pared, amurada con esas ménsulas de hierrro que mi padre solía usar para los estantes donde fuera.
Recuerdo un pequeño cartelito que tenía en la puerta y que desde el lado de afuera se leía "No molestar: genio trabajando". Me encantaba, creo que verdaderamente me sentía un genio aunque mi humildad o bien mi poca autoestima me impidiera reconocerlo abiertamente.
En este cuarto concebí a mi primer hijo, fueron hermosos momentos, al menos para mí, creo que para el padre de mi hijo también, estoy casi segura que sí.
Más tarde la vida y nosotros mismos, fuimos lo fuimos complicando un poco y los "juveniles desatinos" quedaron ensombrecidos por el laburo y la profesión.
Aún recuerdo la emoción cuando al mudarnos a esta casa, y sabiendo previamente que mi cuarto era este, subí por primera vez. anteriormente había compartido cuarto con mis dos hermanas menores, y siendo más grande el living de nuestro departamento, sola sí, pero en un living, cero privacidad. Estar en mi cuarto propio era maravilloso!
No era tan lindo como pensaba, el piso estaba re feo, pusieron un lavarropas en el cuarto de al lado, pero bueno, era mi propio cuarto, podía cerrar la puerta!
46 años más tarde, dormiré con Milos -el gato de mi hija- en una noche de verano, con la puerta abierta y sin radio.
Caramba!
lunes, 22 de diciembre de 2014
sábado, 20 de septiembre de 2014
Pasar la posta: 14 años de Teatro por la identidad
Anoche, sábado 19 de septiembre de 2014, mientras asistía desde el televisor del living de mi casa a la apertura de una nueva muestra de Teatro por la identidad conducida por los hermanos Korol, esta vez en el fantástico Teatro General San Martín, y aplaudía sola, y lloraba y me alegraba, estaba pensando en esto que escribiría.
Pensé en una "actualización de estado en facebook", pero estoy cada vez más aburrida de facebook, y siento que de ninguna manera puede convertirse en una tribuna desde donde expresar pensamientos, sentimientos, ideas políticas, sí comentar algunas cosas, poner una buena foto y sobre todo que el que sea amigo tuyo sepa a qué atenerse, pero no convertir una página de internet en algo que no es o no debería ser.
Y por eso luego pensé en escribirlo acá, y cuando me puse a buscar fotos para adjuntar, me encontré con unos textos que escribieron alumnos de ETER, y son tan precisos que voy a reescribirlos entre comillas.
Toda esta edición de TxI tiene que ver con "pasar la posta", y esa fue una de las cosas que más emoción me produjo, porque a veces en el diario vivir, una -yo al menos- no tiene en cuenta que a determinada edad ya se está yendo y hay o habría que pasar la posta. Y a veces siento que no estoy haciendo bien mi tarea, que no estoy pasando cabalmente la posta de mis creencias, de los objetivos que tuve en la vida, de mis sentimientos más profundos, de las cosas que intenté hacer y que quedaron inconclusas porque otras quizás más urgentes en su momento se cruzaron en el camino. De que hay que tratar de estar atentos y no dejarse engañar por los "vendedores de promesas" como decía hoy Rubén Banthje, hay que poder detectarlos más fácilmente. Tengo 60 años y no los detecto y compro y compro promesas.
"Rosa
Roisinblit, vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, fue la
encargada de inaugurar el nuevo ciclo de Teatro por la Identidad, que
por primera vez va a llevarse a cabo en el Teatro San Martín. Estela de
Carlotto no pudo estar presente pero desde un video recordó que la lucha
continúa porque aún falta encontrar 400 nietos y destacó que si bien
hay muchos que quieren que se vuelva a atrás “el teatro y estos espacios
son los que van a hablar por nosotros”.
El
Teatro por la Identidad comenzó en el 2000. Su primera edición se
realizó en el Centro Cultural Rojas y luego tuvo lugar en el Centro
Cultural Recoleta. Es uno de los brazos artísticos de Abuelas de Plaza
de Mayo. Este año el lema es Pasar la posta. Roisinblit explicó
que surgió de preguntarse: “¿Qué pasará cuando no estemos? ¿Quién
continuará con esto? Queremos sembrar una conciencia de pasar la posta.
Decir ‘tienen que seguirla, pasar la posta’”.
El
ministro de la Corte Suprema de Justicia Eugenio Zaffaroni también estuvo ahí, fue aplaudido de pie por todo el público presente y por mí desde mi living.
Zaffaroni
manifestó: “La justicia es un carro lento y a veces hay que darle un
empujón. Es lento porque tardó 30 años en funcionar”. Luego, para cerrar
su participación agregó: “La principal falencia es una cultura judicial
y burocrática que hay inserta en la justicia. Quizás si hay que
reformar códigos de procedimientos, pero si se reforman leyes y no
reforman la cultura que se asentó durante muchos años, es muy difícil”.
Estuvo también Víctor Hugo Morales quien también fue aplaudido de pie y dijo: "Los
argentinos aprendimos que el dolor de las Abuelas es nuestro dolor”
También me emocionó particularmente Julia Zenko cantando con sus hijas en una obvia referencia a "pasar la posta" y también los actores y actrices que leyeron con sus hijos, trozos de poesía de Silvio Rodríguez y Armando Tejada Gómez, y Elena Roger cantando la canción de L.A. Spinetta "Barro tal vez" mientras lo bailaba Eleonora Casssano y una artesana iba modelando una pieza de alfarería.
A pasar la posta entonces!
sábado, 13 de septiembre de 2014
Armando Tejada Gómez: Muchacha
Recuérdame esta noche y nómbrame en tu idioma,
amor mío, muchacha, territorio de pájaros,
nómbrame en las ciudades donde trepas los trenes
con la amapola herida de tu vestido diario.
No conozco tu nombre, pequeñito y apenas,
tu mínimo poema de una sola palabra,
pero voy pronunciándote cuando digo esperemos
o cuando me transitas hacia dentro del alma,
porque sé que tus rostros tienen un mismo rostro
y tu sonrisa un aire de pétalo del aire,
conozco, sé tu modo de salvarnos la vida,
vencedora inmutable, con un niño en la sangre.
Yo te he visto muchacha plural, en las ciudades,
gastándote la magia con la prisa del alba.
Las oficinas públicas, públicamente áridas,
la tienda estrepitosa, la planilla a mansalva,
esas fábricas rojas de devorar, el sueldo,
lamentables rutinas de alquilarte hasta el sábado
y tú, tu nuca tibia, trizada luz, flor pálida,
resistes esa estrecha disposición de enanos
apoyada en tus sueños como en una ventana.
Y el moscardón horario zumbándote el absurdo
para matarte adentro la condición de pájaro.
Las ciudades son turbios demagogos, son esas
celestinas anónimas de la moda, sensuales
como una gelatina de sexo pegajoso,
espesas son, a gotas, turbiamente sensuales.
Las ciudades son fríos hoteles transitorios.
Debe ser espantoso morir en las ciudades.
Porque no han hecho nada por amor, tantas cosas,
porque no figurabas en los planos, muchacha.
Y ya has nacido risa, has nacido tumulto,
has nacido de pronto con un golpe de alas.
Y ahora que has venido, que ya estás, que has llegado,
hay que cambiarlo todo, decir amor y amarnos,
clausurar las planillas, postergar las ganancias,
ahora que has llegado con tu fragante risa
qué han de hacer los señores de destino contable...
En horas de oficina, bajará mi poema,
a decirte en la oreja: territorio de pájaros...
Pero sigue guardando flores en la cartera,
la última dulce carta, un poema de Pablo,
sigue guardando signos de combatir el moho,
subversivos panfletos de construir la esperanza.
Muchacha, estrella nuestra, amor en todas partes,
los poetas cantamos para tu pie desnudo,
para tu sangre diaria,
porque somos la vida y esa sonrisa tuya,
nada más que la vida,
la vida y tú,
muchacha...
amor mío, muchacha, territorio de pájaros,
nómbrame en las ciudades donde trepas los trenes
con la amapola herida de tu vestido diario.
No conozco tu nombre, pequeñito y apenas,
tu mínimo poema de una sola palabra,
pero voy pronunciándote cuando digo esperemos
o cuando me transitas hacia dentro del alma,
porque sé que tus rostros tienen un mismo rostro
y tu sonrisa un aire de pétalo del aire,
conozco, sé tu modo de salvarnos la vida,
vencedora inmutable, con un niño en la sangre.
Yo te he visto muchacha plural, en las ciudades,
gastándote la magia con la prisa del alba.
Las oficinas públicas, públicamente áridas,
la tienda estrepitosa, la planilla a mansalva,
esas fábricas rojas de devorar, el sueldo,
lamentables rutinas de alquilarte hasta el sábado
y tú, tu nuca tibia, trizada luz, flor pálida,
resistes esa estrecha disposición de enanos
apoyada en tus sueños como en una ventana.
Y el moscardón horario zumbándote el absurdo
para matarte adentro la condición de pájaro.
Las ciudades son turbios demagogos, son esas
celestinas anónimas de la moda, sensuales
como una gelatina de sexo pegajoso,
espesas son, a gotas, turbiamente sensuales.
Las ciudades son fríos hoteles transitorios.
Debe ser espantoso morir en las ciudades.
Porque no han hecho nada por amor, tantas cosas,
porque no figurabas en los planos, muchacha.
Y ya has nacido risa, has nacido tumulto,
has nacido de pronto con un golpe de alas.
Y ahora que has venido, que ya estás, que has llegado,
hay que cambiarlo todo, decir amor y amarnos,
clausurar las planillas, postergar las ganancias,
ahora que has llegado con tu fragante risa
qué han de hacer los señores de destino contable...
En horas de oficina, bajará mi poema,
a decirte en la oreja: territorio de pájaros...
Pero sigue guardando flores en la cartera,
la última dulce carta, un poema de Pablo,
sigue guardando signos de combatir el moho,
subversivos panfletos de construir la esperanza.
Muchacha, estrella nuestra, amor en todas partes,
los poetas cantamos para tu pie desnudo,
para tu sangre diaria,
porque somos la vida y esa sonrisa tuya,
nada más que la vida,
la vida y tú,
muchacha...
martes, 29 de julio de 2014
RESIGNACIÓN
Castigo
Este año ya no habrá
siega, ni vendimia, ni otra cosecha que no sea la resignación
MANUEL VICENT ― 27 JUL 2014
A media tarde el nublado descarga un furioso pedrisco sobre los
trigales, los viñedos y todos los frutales. Después de esta maldad sale
el sol y los pájaros se ponen a cantar la gloria del Creador. Este año
ya no habrá siega, ni vendimia, ni otra cosecha que no sea la
resignación. El campesino se pasea entre los surcos de su huerto
desolado y eleva la mirada al cielo. Dios lo ha querido, alabado sea.
Puede que el campesino cambie esta jaculatoria por una blasfemia. Da
igual. Son la cara y cruz de una misma y vieja plegaria. El campesino
recuerda que esperó que lloviera en noviembre para que hubiera una buena
sementera. Sembró el trigo, cuidó que germinara, vio con alegría que
los trigales se ondulaban con la brisa de abril, esperó a que cuajaran
las espigas y después de mucho sudor, estando el trigo granado, el cielo
le ha mandado piedras del calibre de huevos de pato y en un cuarto de
hora Dios lo ha segado todo. El campesino también esperaba que aquellos
sarmientos que podó con esmero darían un vino excelente para alegrar
nupcias y fiestas, pero este año el Creador ha tenido el capricho de
beberse todo el vino él solo de un trago. El campesino vio florecer el
azahar de los naranjos, se gastó todos sus ahorros para que cuajara el
fruto. Desde la primavera luchó a brazo partido contra toda clase de
pestes y miserias. Apartando las ramas contemplaba con placer cómo su
trabajo tenía merecida recompensa. Pero esta vez, en pleno verano, el
dios de la naturaleza ha querido comerse todas las naranjas de postre en
una sola sentada. Alabado sea el Señor. Plagas, heladas, sequías,
pedrisco, incendios, inundaciones, castigos que duran tres mil años,
desde que Caín decidió hacerse agricultor. ¿Crisis? Al oír que en la
ciudad se quejan de la crisis el campesino sonríe y calla. Son tres mil
años de resignación.
viernes, 20 de junio de 2014
Como dice Montalbano "Va fan culo"
Jueves 18 de junio de 2014, al
mediodía, en Banco Francés.
Entro y lo veo a la entrada a Juan
Carlos Anes, dueño de Óptica Sur casi en la puerta hablando con un
empleado del Banco, hice un mini intento por saludarlo y no me vió.
No es la primera vez que le pasa eso de
no verme, y siempre le pasa en lugares donde no hay más de tres
personas.
Me quedo esperanndo parada a una
empleada que había llamado varias veces a casa, y de pronto pasa,
para y saluda.
A continuación la conversación
- Cómo te va Cristina, cómo
andás?
- Bien, muy bien, vos?- Bien, decime, no te interesaría trabajar un poco?
- Bueno, yo estoy trabajando un poco
- Dónde? Con Beviglia? (Verónica Beviglia, colega oftalmóloga que trabajó en el Hospital y se fue al mismo tiempo que yo jubilada, ella a trabajar en un consultorio privado)
- No, no, estoy en el consultorio de Andrés Sánchez (ese consultorio está arriba de una óptica, Óptica López)
- Ah, pero él no está...
- Viene cada tanto
- Ah o sea que trabajás para López, hiciste un arreglo con él...
- No, no trabajo para López. Y no hice ningún arreglo con él, a mí me presta el consultorio Sánchez, yo trabajo ahí gratis.
- Sí, claro, conmigo también trabajarías gratis. Y ves muchos pacientes?
- No, veo los que quiero ver
- Pero ves, no boludeemos, vos me derivás a mi las recetas y yo te mando, qué sé yo, 30 pacientes...
- Yo boluda no soy
- Pero Cristina, sos la única que está afuera del sistema, unos mangos de más no te vendrían mal. Todo suma.
- Lo miré sonriendo y le apreté un poco el brazo izquierdo, casi como cariñosamente....y me fui al escritorio donde me esperaba la empleada del Banco.
Me quedaron dando vueltas y vueltas sus
palabras, primero pensé qué caradura! Cómo va a venir así y
decirme tal barbaridad? Después me sentí mal cuando caí en la
cuenta que cuando dijo “no boludeemos” yo dije, yo no soy boluda.
Hubo alguna otra frase que dijo...algo
así “como decíamos en Lutz Ferrando...” pero no me puedo
acordar qué dirían en Lutz Ferrando.
Como sea esta historia no es nueva para
mí, y la verdad es que si soy como dice él la única afuera del
sistema, me hace sentir bien el distinguirme de esta manera.
Va fan culo Juan Carlos diría el
comisario Montalbano, y yo también.Para qué querrá tanta plata?
Parece el hombre rico del Principito
domingo, 4 de mayo de 2014
Querido amigo, querido poeta amigo
Mi querido amigo cantor y poeta de la cordillera me quiso adjuntar un poema de Antonio Preciado que nunca llegó y buscando y buscando encontré otros, inconmensurablemente hermosos y sentidos y sencillos y transcribo este entonces, porque me hizo acordar tanto a mi propia abuela Delia con las diferencias del caso, que no puedo menos que servirme una tisana "Allegra" y pegarlo acá, para que quienes acierten pasar por este blog, o en su defecto lo hagan con frecuencia -y siempre silenciosos porque no hay comentarios- lo disfruten como yo
LA BOCA DE MI ABUELA
Ya dije alguna vez
que ella tenía la boca siempre llena de santos
y ángeles de la guarda;
me hizo falta agregar que también le cabían,
con mucha holgura, todas las cosas del pasado;
las fechas de la vida y de la muerte,
las grandes alegrías,
las peores desgracias,
sus sigilosas mañas
para que las comidas supieran a milagros,
la oración y la pócima
para cada dolama;
su propio calendario
de lunas,
soles,
lluvias
y dolores reumáticos;
su cielo a su manera, que le oía
aquellas mezcolanzas de cantos y tambores
cogidos de las manos con las avemarías
a lo largo de todas las cuentas del rosario,
las lucecitas vivas al fondo de esas frases
echadas a volar
al soplo de su idioma de luciérnagas
(únicas, intransitivas, personales)
en que decía muchísimo
con poquitas palabras;
y, traídos de un siempre
que no se le acababa,
sus canas que decir,
sus prevenciones,
sus normas,
sus presagios.
Además,
no sé cómo, pero tenía dormida
debajo de la lengua
una canción extraña
que me gustaba oír
cuando por obra de un puntual motivo
que supo mantener muy bien guardado,
la canción despertaba,
se le ponía contenta
o tal vez triste,
pero, por la tristeza o la alegría,
cantando, la canción se le salía
a beberse dos tragos de aguardiente
una vez por semana.
Y ella también tenía su sonrisa,
una vieja sonrisa
sin peros,
sin portón,
sin requisitos,
sin tres dientes de abajo,
todo el tiempo la misma,
la misma en que podía
envolver indulgencias y regaños,
la misma de volverse transparente,
la misma de llenar toda la casa,
la misma en que yo siempre me perdía
intentando entender si ella vivía
con el alma en la boca
o la boca en el alma.
de “De boca en boca: Del terruño interior” (2005)
LA BOCA DE MI ABUELA
Ya dije alguna vez
que ella tenía la boca siempre llena de santos
y ángeles de la guarda;
me hizo falta agregar que también le cabían,
con mucha holgura, todas las cosas del pasado;
las fechas de la vida y de la muerte,
las grandes alegrías,
las peores desgracias,
sus sigilosas mañas
para que las comidas supieran a milagros,
la oración y la pócima
para cada dolama;
su propio calendario
de lunas,
soles,
lluvias
y dolores reumáticos;
su cielo a su manera, que le oía
aquellas mezcolanzas de cantos y tambores
cogidos de las manos con las avemarías
a lo largo de todas las cuentas del rosario,
las lucecitas vivas al fondo de esas frases
echadas a volar
al soplo de su idioma de luciérnagas
(únicas, intransitivas, personales)
en que decía muchísimo
con poquitas palabras;
y, traídos de un siempre
que no se le acababa,
sus canas que decir,
sus prevenciones,
sus normas,
sus presagios.
Además,
no sé cómo, pero tenía dormida
debajo de la lengua
una canción extraña
que me gustaba oír
cuando por obra de un puntual motivo
que supo mantener muy bien guardado,
la canción despertaba,
se le ponía contenta
o tal vez triste,
pero, por la tristeza o la alegría,
cantando, la canción se le salía
a beberse dos tragos de aguardiente
una vez por semana.
Y ella también tenía su sonrisa,
una vieja sonrisa
sin peros,
sin portón,
sin requisitos,
sin tres dientes de abajo,
todo el tiempo la misma,
la misma en que podía
envolver indulgencias y regaños,
la misma de volverse transparente,
la misma de llenar toda la casa,
la misma en que yo siempre me perdía
intentando entender si ella vivía
con el alma en la boca
o la boca en el alma.
de “De boca en boca: Del terruño interior” (2005)
lunes, 31 de marzo de 2014
Comparto nota de Adrián Camerano, de su blog "Sur profundo: Periodismo de autor"
domingo, 30 de marzo de 2014
Fumigaciones: ¿y los 1500 metros?
Sin mayor planificación ni previsión en cuanto a la de por sí
insuficiente provisión de servicios básicos, Alta Gracia se apresta a
transitar meses en los que nuevos emprendimientos urbanos despuntarán
como hongos erectos tras un día de lluvias. El fenómeno pretende
atribuirse al cambio de uso de terrenos en los que años atrás se
fumigaba, y que a partir de la nueva ordenanza sobre aplicaciones
pasaron a estar dentro de la franja de protección establecida a 1500
metros de la zona urbana. Algo de eso hay, pero desconoce tal hipótesis
que el asunto no es nuevo, que ya se vislumbró en ocasión de discutirse
la norma ambiental en el Concejo Deliberante, y que no pueden desdeñarse
como factores decisivos la saturación poblacional en la capital
provincial y la cómoda autovía “Atilio López”.
Sin embargo, y mientras llamativamente sigue fuera de agenda pública la
monumental ampliación que prevé sobre las sierras el country Potrerillo
de Larreta, la ciudad se debe una discusión no menor: ¿Qué pasará con
los 1500 metros de resguardo fumigatorio una vez consolidados los nuevos
barrios? Es imposible correr la “frontera”, por caso, en el límite
norte, donde muy cerquita está la comuna de Falda del Carmen. Del otro
lado ocurre algo similar, con los Aromos. Cabe apuntar, al respecto, que
en este año y medio de ordenanza “modelo” tampoco se avanzó en
convenios o acuerdos políticos para las localidades aledañas adhieran a
la ley municipal altagraciense, dicten similares o incluso normas más
restrictivas, en pos del declamado derecho a la salud.
A locales y sobre todo visitantes, a grosso modo se les ofrece vivir en
“un jardín cerca de Córdoba capital” y otras construcciones semióticas
acompañadas de idílicas fotos con predominancia del verde, ideales para
desprevenidos, en lo posible de clase media con poder adquisitivo.
Si no se rediscute la franja de protección ambiental ante esta nueva
realidad, existe el riesgo que algunos de esos nuevos vecinos tengan,
más temprano que tarde, una fumigación en las propias puertas de sus
casas.
miércoles, 5 de marzo de 2014
jueves, 20 de febrero de 2014
Mujeres tareferas en lucha
Tierra adentro
Por: Sergio Alvez y Sebastián Korol
Compré la revista Sudestada de marzo del 2012, probablemente en julio del 2012, en la librería de las Madres. Distintos motivos hicieron que no la leyera en su oportunidad y me reencontrara con ese número de la revista ahora.
Por: Sergio Alvez y Sebastián Korol
Compré la revista Sudestada de marzo del 2012, probablemente en julio del 2012, en la librería de las Madres. Distintos motivos hicieron que no la leyera en su oportunidad y me reencontrara con ese número de la revista ahora.
Descubrí -aunque algo conocía- el horror de "las Oesterheld", y también me produjo bronca e impotencia este otro artículo cuyo extracto copio y pego.
Le decía a mi hija Panda, que no puedo creer que en 2014, y antes en el 2012 ocurrieran y ocurren cosas semejantes.
El trabajo esclavo de la gente tarefera es tan terrible y tan horrorosas sus condiciones de vida, produce un estado de rebeldía y bronca como pocos.
Y la yerba aumenta y aumenta de precio, y eso no corre paralelo a la paga de los y las tareferas.
Patético
Trabajan cortando la yerba mate en los campos de
Misiones. Sufren junto a sus hijos en la precariedad de campamentos
infrahumanos, en una provincia que tiene esclavos en sus yerbales y una
ministra de Trabajo que cree que “hay disposiciones del Ministerio de
Trabajo de la Nación que son impracticables”. Desprotegidas y de cara a
otro año de mesas vacías, cortaron la ruta en Oberá y llegaron a
Posadas, donde acamparon durante unos días frente a la Casa de Gobierno
de Misiones para exigir dignidad.
Uno. “Son las seis de la tarde y en Oberá
tenemos 32 grados de temperatura” se escucha en la radio de la casa de
Doña Chela. El camión llega al barrio San Miguel, y enseguida empiezan a
subir los tareferos. Primero las mujeres con los niños, después los
hombres con las carpas, los colchones y las herramientas. El grito del
cuadrillero para apurar a la gente se mezcla con el llanterío de la
gurizada. Un rato más tarde, ya todos están acomodados en el acoplado.
El camión empieza a moverse. Las manos de los que se quedan en el barrio
se agitan, saludando, bendiciendo, deseando suerte, que es algo que
necesitarán y mucho quienes parten hacia la tarefa. Doña Chela apaga la
radio y, en el silencio del patio de tierra, le reza a su virgencita
para que los que se van no sufran tanto esta vez.
Llegan al yerbal y ya es de noche; la linterna del
capataz no alcanza para iluminar a todos y ahora las criaturas lloran
con más fuerza que cuando salieron: están asustadas. Sus madres intentan
calmar tanta lágrima y temor.
De inmediato, los hombres van buscando dónde armar el
campamento. Es una tarea complicada porque no se ve nada. Hay que ir
tanteando el capuerón2 y decidirse por donde los yuyos están más bajos.
Ahí se machetea un poco en la oscuridad y después se arman las carpas de
nylon negro, que durante los próximos quince días serán el único techo
posible.
Mientras, las mujeres se organizan para ir a buscar
agua: el capataz dice que hay una vertiente a medio kilómetro. Por
suerte algunas trajeron baldes. Las que no van se encargan de armar la
fogata y otras empiezan a mezclar harina con aceite y agua para preparar
el reviro3 que comerán más tarde grandes y chicos.
De madrugada, el inmenso silencio del yerbal a oscuras
sólo será interrumpido por el alarido de miedo de una madre que
descubrió una yarará4 que entraba a su carpa, o el llanto de un bebé
hambriento. Cuando el sol comienza a asomar, todos ya están levantados;
es hora de ir a tarefear.
Dos. Lunes 5 de diciembre.
Los tran¬seúntes habituales de la Plaza 9 de Julio de Posadas se
detienen a mirarlas. Algunos turistas se acercan a hacerles fotos y los
policías de Casa de Gobierno las rodean sin abrir la boca, en plan
intimidatorio. Ellas siguen haciendo lo suyo; para eso han venido desde
Oberá. Arman las carpas y colocan las pancartas que resumen lo que
tienen para decirles a los gobernantes de Misiones que, fresquitos desde
sus oficinas con aire acondicionado, corren la cortina apenitas para
mirar. No es extraño, entonces, que aparezca enseguida un inspector
municipal para labrarles un acta de infracción “por colocar pasacalles
de protesta entre los árboles, instalar elementos como ollas, cocina a
gas, en un lugar donde está prohibido”. Un muchacho observa la escena
del agente municipal que labra el acta a las mujeres que acaban de
llegar. “Hay que ser un reverendo hijo de puta para hacerles esto” dice,
solidarizándose con las tareferas. Y razón no le falta.
(La nota completa en la edición gráfica de Sudestada Nº 106 - marzo 2012)
jueves, 6 de febrero de 2014
Feliz cumpleaños mamá!
Mañana 7 de febrero de
2014, mi mamá -Susi- hubiera cumplido 86 años. Muchos.
Ya le parecieron a ella
muchos sus 84 cuando murió.
Mi hijo Juan equivocó la
fecha y el 4 me llamó al celular y me preguntaba una y otra vez cómo
estaba.
Él se refería a eso, al
cumple de Susi, y debe haber pensado que yo me sentía mal al
rememorar esa fecha.
Y yo me siento mal casi
todos los días.
Es raro que pase un día sin
que haya pensado en mamá, le hablo mentalmente, le pregunto cosas,
cuando veo fotos de ella mentalmente pienso “mamuschka...” y
queda ahí, sólo en nombrarla.
Hay días en que siento y la
recuerdo más que otros y con mi personalidad culpógena no dejo de
acusarme.
Cuando me pienso en sus
últimos días me siento mal, me vuelven la impotencia, la tristeza,
el verla tan distinta, tan otra, tan lo que no era, y yo sin darme
cuenta o equivocando el diagnóstico.
Y yo por qué tenía que
tener un diagnóstico?, no era su médica, era su hija.
Y también de pronto
sentirla desvalida y grande, anciana como ella decía y no haberme
dado cuenta, no haberme dado cabal cuenta que iba envejeciendo y nos
necesitaba más.
Lo que también ocurrió hoy
fue ver fotos, fotos de cumpleaños, navidades, cumpleaños de mis
sobrinos, yo nunca estaba. También me culpo a mí misma por eso. De
haberme ido lejos, muy lejos, evidentemente era lo que quería en ese
momento. Y lo logré, me fui lejos y ya no teníamos que discutir
para las fiestas, dónde van, dónde lo pasan.
Me culpo también por mi
intolerancia, y no cuando era joven y mamá también, mi intolerancia
hace pocos años y ella que se enojaba y me lo recriminaba.
Como hago yo con mis hijos
ahora, sobre todo con Panda y con Juan.
Hasta a veces me imagino
diciendo “ya van a ver cuando ya no esté, como me van a extrañar
y como se van a arrepentir por ser intolerantes”.
Pero mis hijos no nacieron
de un repollo y yo tampoco.
Estoy mucho en su casa,
donde ahora hay nietos y gatos.
Al principio yo también
hubiera querido que la casa quedara igual, pero también me daba
cuenta que no podíamos convertir la casa en un museo, conservar todo
tal cual, no fuera a ser que mamá se despertara de la siesta y nos
retara por haber cambiado cosas de lugar.
Y la casa está buena así,
con jóvenes, con música, con comidas que se comen a cualquier hora,
con pantallas de lámparas que se van interviniendo, con plantas que
se siguen cuidando, con Eli que duerme en la habitacion de la abuela
que después fue el cuarto de la compu de mamá, y yo ahora en la de
las chicas, y Panda en la que fuera mía, y Victoria en la suya.
Recién Victoria me
sorprendió llorando y le dije que no se preocupara, que yo era
melodramática.
Viendo las fotos veo que
vivió una buena vida, trabajó mucho, muchísimo, por nosotras para
nosotras, pero también pasó buenos momentos en sus viajes, tomando
el té con sus amigas, juntándose para jugar a las cartas, cantando
en el coro -eso era algo que le fascinaba- le ponía todas las pilas
al coro.
Militó contra el cierre de
la Casa del Jubilado donde se juntaban a cantar, y logró que no la
cerraran, dejó grabado un CD para Ernes con canciones.
Ernes fue una de las grandes
cosas que le pasaron en sus últimos dos años de vida, hasta dejó
de fumar cuando nació su bisnieto. Y Juan se convirtió ante sus
ojos en el mejor padre del mundo.
Desde su blog comenzó a
militar en política, siempre había sido gorila y con Juan, Néstor
y Cristina se convirtió no sólo en kirchnerista, sino en peronista.
Recuerdo el día que murió
Néstor, hablamos por teléfono, y me dijo “Cris, nosotras no nos
dimos cuenta de todo lo que significó este tipo para el país, no lo
podíamos vislumbrar”, terriblemente apenada.
Lamentó mucho la muerte de
Mercedes Sosa, de Alfonsín.Yo me imagino cómo habría sufrido
cuando se murió Hugo Chávez.
Yo sigo con mi duelo, no
puedo parar, no sé cuándo acabará, si es que acaba. Muchísimas
veces por día, por semana, me siento, me veo haciendo, pensando o
diciendo cosas que sé que hubiera dicho mamá. El otro día mi
hermana Paula miró una foto mía reciente y dijo, mirá, estás re
parecida a mamá. Y yo siempre pensé que era Paula la parecida.
Me gustaría escribir con
metáforas, pero no puedo, como Pri Vallone, que se sigue doliendo y
doliendo como yo, pero es muchísimo más joven y escribe su dolor,
por ejemplo así:
Tengo vidrios en la cabeza
si tuviera un eje estaría
demolido
vidrio molido en la boca
tengo vidrios en la columna
entre las vértebras
recostarme sobre mi espalda
es recortar formas en mi
piel
y luego verlas sangrar
marcar los dias que fui
los que me quedan
los que no son
teñir el horizonte de rojo
seguir mi huella de la noche
anterior
los vidrios que deje para
pisar otra vez
tengo vidrios desgarrándome
los ojos
vidrios en la lengua
esto es poder escupir y
tragar todos los vértices del duelo
y decir
y no decirme
quiebro
Pri Vallone
Mi bisabuela, mi abuela, mi
mamá. Yo sé que esas mujeres me están cuidando, lo siento, lo
presiento, sé que estan cerca mío.
Feliz cumpleaños mamá,
donde sea que estés!
miércoles, 29 de enero de 2014
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