jueves, 6 de febrero de 2014

Feliz cumpleaños mamá!




Mañana 7 de febrero de 2014, mi mamá -Susi- hubiera cumplido 86 años. Muchos.
Ya le parecieron a ella muchos sus 84 cuando murió.
Mi hijo Juan equivocó la fecha y el 4 me llamó al celular y me preguntaba una y otra vez cómo estaba.
Él se refería a eso, al cumple de Susi, y debe haber pensado que yo me sentía mal al rememorar esa fecha.
Y yo me siento mal casi todos los días.
Es raro que pase un día sin que haya pensado en mamá, le hablo mentalmente, le pregunto cosas, cuando veo fotos de ella mentalmente pienso “mamuschka...” y queda ahí, sólo en nombrarla.
Hay días en que siento y la recuerdo más que otros y con mi personalidad culpógena no dejo de acusarme.
Cuando me pienso en sus últimos días me siento mal, me vuelven la impotencia, la tristeza, el verla tan distinta, tan otra, tan lo que no era, y yo sin darme cuenta o equivocando el diagnóstico.
Y yo por qué tenía que tener un diagnóstico?, no era su médica, era su hija.
Y también de pronto sentirla desvalida y grande, anciana como ella decía y no haberme dado cuenta, no haberme dado cabal cuenta que iba envejeciendo y nos necesitaba más.

Lo que también ocurrió hoy fue ver fotos, fotos de cumpleaños, navidades, cumpleaños de mis sobrinos, yo nunca estaba. También me culpo a mí misma por eso. De haberme ido lejos, muy lejos, evidentemente era lo que quería en ese momento. Y lo logré, me fui lejos y ya no teníamos que discutir para las fiestas, dónde van, dónde lo pasan.
Me culpo también por mi intolerancia, y no cuando era joven y mamá también, mi intolerancia hace pocos años y ella que se enojaba y me lo recriminaba.
Como hago yo con mis hijos ahora, sobre todo con Panda y con Juan.
Hasta a veces me imagino diciendo “ya van a ver cuando ya no esté, como me van a extrañar y como se van a arrepentir por ser intolerantes”.
Pero mis hijos no nacieron de un repollo y yo tampoco.

Estoy mucho en su casa, donde ahora hay nietos y gatos.
Al principio yo también hubiera querido que la casa quedara igual, pero también me daba cuenta que no podíamos convertir la casa en un museo, conservar todo tal cual, no fuera a ser que mamá se despertara de la siesta y nos retara por haber cambiado cosas de lugar.
Y la casa está buena así, con jóvenes, con música, con comidas que se comen a cualquier hora, con pantallas de lámparas que se van interviniendo, con plantas que se siguen cuidando, con Eli que duerme en la habitacion de la abuela que después fue el cuarto de la compu de mamá, y yo ahora en la de las chicas, y Panda en la que fuera mía, y Victoria en la suya.

Recién Victoria me sorprendió llorando y le dije que no se preocupara, que yo era melodramática.
Viendo las fotos veo que vivió una buena vida, trabajó mucho, muchísimo, por nosotras para nosotras, pero también pasó buenos momentos en sus viajes, tomando el té con sus amigas, juntándose para jugar a las cartas, cantando en el coro -eso era algo que le fascinaba- le ponía todas las pilas al coro.
Militó contra el cierre de la Casa del Jubilado donde se juntaban a cantar, y logró que no la cerraran, dejó grabado un CD para Ernes con canciones.
Ernes fue una de las grandes cosas que le pasaron en sus últimos dos años de vida, hasta dejó de fumar cuando nació su bisnieto. Y Juan se convirtió ante sus ojos en el mejor padre del mundo.
Desde su blog comenzó a militar en política, siempre había sido gorila y con Juan, Néstor y Cristina se convirtió no sólo en kirchnerista, sino en peronista.
Recuerdo el día que murió Néstor, hablamos por teléfono, y me dijo “Cris, nosotras no nos dimos cuenta de todo lo que significó este tipo para el país, no lo podíamos vislumbrar”, terriblemente apenada.
Lamentó mucho la muerte de Mercedes Sosa, de Alfonsín.Yo me imagino cómo habría sufrido cuando se murió Hugo Chávez.
Yo sigo con mi duelo, no puedo parar, no sé cuándo acabará, si es que acaba. Muchísimas veces por día, por semana, me siento, me veo haciendo, pensando o diciendo cosas que sé que hubiera dicho mamá. El otro día mi hermana Paula miró una foto mía reciente y dijo, mirá, estás re parecida a mamá. Y yo siempre pensé que era Paula la parecida.

Me gustaría escribir con metáforas, pero no puedo, como Pri Vallone, que se sigue doliendo y doliendo como yo, pero es muchísimo más joven y escribe su dolor, por ejemplo así:

Tengo vidrios en la cabeza
si tuviera un eje estaría demolido
vidrio molido en la boca
tengo vidrios en la columna
entre las vértebras
recostarme sobre mi espalda
es recortar formas en mi piel
y luego verlas sangrar
marcar los dias que fui
los que me quedan
los que no son
teñir el horizonte de rojo
seguir mi huella de la noche anterior
los vidrios que deje para pisar otra vez
tengo vidrios desgarrándome los ojos
vidrios en la lengua
esto es poder escupir y tragar todos los vértices del duelo
y decir
y no decirme
quiebro

Pri Vallone


Mi bisabuela, mi abuela, mi mamá. Yo sé que esas mujeres me están cuidando, lo siento, lo presiento, sé que estan cerca mío.
Feliz cumpleaños mamá, donde sea que estés!

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