Así encabezamos los afiches y volantes a instancias de Horacio, que nos mostró otro de una charla que se había hecho en Mar del Plata.
Y sí, yo personalmente sabía que hubo indios, sabía del exterminio, del genocidio, de la desaparición de una etnia en un casi abrir y cerrar de ojos...
Unos españoles por acá, unos salesianos por allá, un Popper por acullá y chau selk’nam…
Digo yo sabía de esto, al llegar acá creo que fue la lectura ineludible: Anne Chapman, Nelly Penazzo...pero creo que fue recién cuando conocí a Horacio que sentí más claramente la historia del genocidio…
Y el otro día, en el quincho del S.U.T.E.F., el día del indio americano, él quiso reunir gente de acá y contarles esto, lo que a él le había pasado con su propia historia, y lo que le sigue pasando con su mamá...con su esposa de hace 40 años.
Como la discriminación en la propia casa, en la propia familia, duelen tanto como los miles de ancestros desaparecidos.
Él se descubrió a sí mismo indio hace muy poco, se comenzó a sentir indio de la mano de un diaguita a quien admira y que vive en Mar del Plata: Martiniano Leguizamón.
Y es él y la memoria de quienes los precedieron, quien lo insta a seguir en este camino de no olvidar las raíces, de venerarlas, de contarles a todos lo que pasó...
Por qué hubo indios...y ya no.
Por qué hubo tierras y sólo una pequeña parte quedó para los descendientes de los aborígenes y en esas tierras está instalado un señor Paños que no lo es, pero sí usufructúa ampliamente lo que obtiene de turistas extranjeros que pescan en la laguna Pescado.
Porque esto es injusto y hay que contarlo, por eso están Horacio Vera y su papá y María Maldonado...y están los compañeros del S.U.T.E.F., y estamos nosotros los Trashumantes, y toda la gente que fue a la charla el 19.
Hay que seguir contando que acá...hubo indios.
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