Debe haber quienes ni siquiera se dieron
cuenta que estuvo en Río Grande, o en mi casa, que estuvo recitando poesía
amorosamente y haciéndonos escribir un cadáver exquisito y luego leerlo como si
lo hubiera escrito Borges o Alejandra Pizarnik, su amiga…
Están los otros que lo vieron conmigo y con
Gustavo y lo escucharon agradecer y anoche nomás me escribían algún mensaje que
decía “Decile a Fernando que una de estas tardes lo invito a tomar un café...”
Están los más cercanos a quienes informé qué
era lo que había pasado, por qué no estaba más en casa…
Están las fotos de su paso por Río Grande,
por mi muestra de fotos, estoy yo, está Camille, están aún un par de zucchinis
hervidos en la heladera junto a un puñado de chauchas…
Y él no está.
Está su libro “Peregrinaciones profanas” que
aún no terminé de leer, porque voy como decía Lorda, a un capítulo por día,
pero es poco, a veces es mucho, depende del tema…
Cómo explicar que alguien que conociste,
bancaste, te cayó bien, de pronto te agobió con su charla y sus anécdotas?
En algún momento le escribí a Lorda medio en
chiste, medio en serio “No es él, soy yo”. Y de veras creo que era yo...que
estoy acostumbrada a mi soledad, mi silencio, mis programas de radio...y
entonces tanta conversación me cansaba mucho…
Como sea en un punto decidí tomar distancia
de Noy, y a pesar de haberle dicho que iba a pasar con él la Nochebuena, decidí
a acompañar a mi amiga Susana, que me dijo que no iba a hacer nada...que iba a
“tomarse la botella de sidra hasta quedarse dormida...” Y me pareció que no
estaba bien eso, dejarla sola tomando sidra, y le propuse acompañarla, y ella
aceptó de buen grado.
Recuerdo mi última Navidad antes que
falleciera mamá, y la suya: diciembre 2011, ambas íbamos a estar solas, y
habíamos quedado en que nos íbamos a llamar a las 12 de la noche y que íbamos a
brindar juntas. Yo me había comprado una botella de champagne chiquita y no
recuerdo con qué brindaba mamá….(yo en esa época había dejado de beber alcohol,
pero sí brindaba).
A las 12 nos llamamos y cada una a 3000 km
de la otra levantó su copa….yo, que había armado un pequeño pesebre que me supo
regalar mi amiga Adriana, no lograba encontrar al “bebito”...y así se lo dije a
mamá, y ella se reía y me decía, “Cris, cómo el bebito?...el niño Jesús”.
Estuvimos juntas esa noche, aunque lejos una
de la otra...pero 5 meses más tarde mi mamá se murió.
Es como que hace años que no le doy
importancia a estas fechas, y al final resulta que sí...y traté muy
desaprensivamente a Noy, dejándolo en banda en Navidad y no sé si tiene
arreglo.
Lo de Noy y yo sí, hace un rato me llamó a mi teléfono fijo al que salvo los encuestadores y Celia, nadie llama, y me
contó que se iba, y que se había emocionado cuando vio que le había puesto en
una bolsa que le llevó Lord Gustavo = Lorda,
el perfume que le había regalado y que le había gustado...y que ya nos veríamos en Buenos Aires…
Feliz Navidad! Quizás tenga arreglo...
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