I. Umbral
Te espero hombre mío,
centímetro a centímetro
Te espero en los umbrales, en los poros,
en el color de mi ropa,
en la memoria del viento y de la hiedra;
te espero llanto adentro y cuando crece
como un río el deseo por la piel.
Te espero como si llegar fuese morir
Y tenerte, sólo poseer la sombra
Como si tu y la nada, fueran todo
Como si todo y tu fueran la nada!
¡Ah! tus pasos…
¡Ah! tu lengua que espero…
¡Ah! la hiedra de tu voz profunda…
Nadie sabría decirlo. Nadie.
Sólo yo.
Porque hace treinta años que te espero
-inválida en el sueño–
desde mi justa edad meridional!
Esta soledad en nuestra carne.
Este inútil canto del amor en sombra.
Esto de ser pequeños como arena.
Esto de ser la muerte entre la llama.
Ay! paredes doloridas,
Ay! lecho como ataúd.
Ay! universo y saliva.
Ay este silencio copioso
La tristeza nos vigila metida por los rincones.
Este ser tú entre mi misma
Este ser yo entre tu mismo
Este veneno en los ríos
Este tenerte tan cerca
Y por eso más lejano.
(El mundo llora y nosotros
Descendemos por su llanto!)
Emilia Ayarza
Colombia
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2 comentarios:
hermoso texto!!
te mando un abrazo laaaargo Cris!!!!
Hola Cris, recién ahora leo detenidamente tu blog. ¡Muy bueno! Lo asocié al mío. Qué bueno esto de decir lo que nos pasa y lo que no nos pasa. (Me enganché con esa frase)...
http://lady-pepa.blogspot.com/
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