Entré al consultorio, me quité el piloto, lo colgué en el perchero, miré durante unos segundos cómo se iba mojando la alfombra y avancé hasta el diván.
Me senté; no estaba en condiciones de acostarme.
Si en esa sesión no miraba a la cara a mi analista, no hubiera sido capaz de emitir una palabra. Sabía que lo que había descubierto podía cambiar el curso de mi terapia. Percibía que por primera vez estaba a punto de descifrar por qué me afectaba tanto no entender la realidad, algo que les pasa también a muchos políticos, sólo que a ellos no les importa.
Mirándolo a los ojos, le dije a mi terapeuta: "Mi mamá y mi papá me engañaron todo el tiempo".
Y sin dejarlo pestañear fui desarrollando el nudo de mi angustia.
"...Y no fueron mentiras así nomás.
Yo puedo perdonarles que me hayan asegurado que si tomaba la sopa iba a crecer, pero no esas calumnias que afectaron mi vida para siempre."
Con la carga adicional de saber que no estaba recordándolas todas, comencé a enumerar las que aún resonaban en mi atormentado cerebro:
"Si te pasa algo en la calle, llamá a un policía, él te va a ayudar. Los ladrones le tienen miedo a la Policía.
Juez no es cualquiera, primero tiene que demostrar su honestidad y que es el mejor en lo suyo
Para integrar un partido político tenés que tener la misma línea de pensamiento que el resto de tus compañeros.
Si querés ganar mucha plata tenés que trabajar muy duro.
El que roba va a la cárcel.
Los periodistas tienen que ser objetivos y en ningún momento mostrar su ideología, sólo tienen que informar y eso sirve para formar.
Si lo dijeron por la tele, es verdad.
Al final siempre ganan los buenos.
La Argentina es un país rico, vos plantás un palo de escoba y crece una planta, por eso acá nadie se muere de hambre.
Acá no trabaja el que no quiere.
Este es un país de inmigrantes, el que llega no se quiere ir más.
El banco es el lugar más seguro para guardar la plata.
El cliente siempre tiene razón.
Si sos honesto siempre te va a ir bien en la vida.
Mis derechos terminan donde comienzan los de los demás y viceversa.
Los políticos son los representantes del pueblo.
La escuela pública es la mejor, a las privadas van aquellos a los que no les da la cabeza para estudiar.
Un presidente, cuando asume, declara su patrimonio, y cuando termina su mandato no puede tener más que cuando asumió.
Después de las elecciones, el candidato que perdió se pone a disposición
del que ganó para ayudarlo.
Ningún país se puede inmiscuir en asuntos internos de otro.
Todos los ciudadanos tienen los mismos derechos y obligaciones.
Nos tienen bronca porque somos los mejores.
Como se come acá no se come en ningún lado.
Los países ricos ayudan a los países pobres.
La esclavitud se terminó hace rato y está prohibido que los chicos trabajen.
Después de trabajar toda la vida, el premio es que podés jubilarte y vivir sin laburar. "
Al llegar a ese punto, me arrepentí de verle la cara a mi terapeuta, él también estaba llorando mientras hacía añicos el retrato familiar que hasta ese día cuidaba como un tesoro.
Cuántos crecimos engañados en el país de mamá y papá.
Jorge Guinzburg. PERIODISTA.
lunes, 28 de mayo de 2007
domingo, 27 de mayo de 2007
Verónica esclarece al Presidente
LOS SOCIOS DE KIRCHNER SABEN EN QUÉ SE MALGASTARON LAS REGALÍAS DE TIERRA DEL FUEGO
Despejo las dudas del presidente de la Nación Néstor Kirchner quien aseguró en las últimas horas que “nadie sabe en qué gastaron las regalías Tierra del Fuego y otras provincias patagónicas”, en alusión a los fondos recuperados por regalías mal liquidadas a comienzos de la década del 90.
Pueden explicarle al presidente de la Nación cómo Tierra del Fuego terminó cobrando 160 millones en Bonos de Consolidación cuando debía recibir una suma cercana a los 500 millones de dólares José Estabillo, Juan Carlos Oyarzún, Daniel Martínez, Pablo Blanco, Mario Daniele, Jorge Colazo. Puede hacerlo también su socio principal Hugo Cóccaro beneficiado por créditos millonarios que fueron refinanciados y recalculados sobre los que hoy pretende victimizarse. Puede explicarle al presidente también Jorge Garramuño, ministro de obras públicas de Estabillo, ya que esos apurados 160 millones –luego de repartirlos con el municipio de Ushuaia que conducía Daniele y el de Río Grande con Colazo- se aplicarían en obras como el puerto de Río Grande. El mismo Garramuño debiera explicar cómo discutió en el gabinete la mala venta de esos bonos por 40 millones cuando su valor nominal eran 160.
Pueden también explicarlo la gran mayoría de los legisladores de entonces que votaron el acuerdo Nación-Provincia. A saber: Bianciotto, Blanco, Caballero, Gómez, Méndez, Jonjic, Maldonado, Martinelli, Pacheco, Pérez, Pinto, Pizarro, Rabassa y Santana. Se puede consultar, por si quedaran dudas, el debate parlamentario de la sesión ordinaria del 20 de diciembre de 1993. Por cierto, resulta muy interesante y esclarecedor.
Son los socios o asociados con el presidente Kirchner quienes mejor pueden decirle en las promocionadas y accesibles reuniones que mantienen en Buenos Aires cómo se diluyeron esos fondos y quiénes se beneficiaron con las claudicaciones.
En 1993 se reclamaba una suma cercana a los 480 millones de dólares y se discutía también la percepción de fondos por la privatización de YPF. El fiscal de Estado Augsburger había iniciado acciones legales contra Cavallo y no estaba dispuesto a firmar el acuerdo de deudas y acreencias donde no se reconociera la diferencia total.
Augsburger renunció con más silencios que explicaciones y fue reemplazado por Martínez de Sucre y sobre fines de 1993 se ratificó en la Legislatura el acuerdo Nación-Provincia I, previa firma con los intendentes para el reparto de esos fondos.
A ver, Sr. Presidente, tiene una larga lista de nombres que pueden decirle qué se hizo con la diferencia. Muchos de ellos son sus socios, sus hombres de confianza, los primeros en decir que lo apoyan y que cuentan con su apoyo.
En principio, toda esa gente puede explicarle cómo de 480 millones de dólares aceptamos cobrar 160 en bonos y los convertimos en 40 que se fueron en gastos corrientes, en créditos nunca recuperados y en obras inexistentes que nos siguen generando gastos.
Alguien sabe en qué gastó Tierra del Fuego las regalías que Santa Cruz ahorró: sus socios.
Verónica De María
Despejo las dudas del presidente de la Nación Néstor Kirchner quien aseguró en las últimas horas que “nadie sabe en qué gastaron las regalías Tierra del Fuego y otras provincias patagónicas”, en alusión a los fondos recuperados por regalías mal liquidadas a comienzos de la década del 90.
Pueden explicarle al presidente de la Nación cómo Tierra del Fuego terminó cobrando 160 millones en Bonos de Consolidación cuando debía recibir una suma cercana a los 500 millones de dólares José Estabillo, Juan Carlos Oyarzún, Daniel Martínez, Pablo Blanco, Mario Daniele, Jorge Colazo. Puede hacerlo también su socio principal Hugo Cóccaro beneficiado por créditos millonarios que fueron refinanciados y recalculados sobre los que hoy pretende victimizarse. Puede explicarle al presidente también Jorge Garramuño, ministro de obras públicas de Estabillo, ya que esos apurados 160 millones –luego de repartirlos con el municipio de Ushuaia que conducía Daniele y el de Río Grande con Colazo- se aplicarían en obras como el puerto de Río Grande. El mismo Garramuño debiera explicar cómo discutió en el gabinete la mala venta de esos bonos por 40 millones cuando su valor nominal eran 160.
Pueden también explicarlo la gran mayoría de los legisladores de entonces que votaron el acuerdo Nación-Provincia. A saber: Bianciotto, Blanco, Caballero, Gómez, Méndez, Jonjic, Maldonado, Martinelli, Pacheco, Pérez, Pinto, Pizarro, Rabassa y Santana. Se puede consultar, por si quedaran dudas, el debate parlamentario de la sesión ordinaria del 20 de diciembre de 1993. Por cierto, resulta muy interesante y esclarecedor.
Son los socios o asociados con el presidente Kirchner quienes mejor pueden decirle en las promocionadas y accesibles reuniones que mantienen en Buenos Aires cómo se diluyeron esos fondos y quiénes se beneficiaron con las claudicaciones.
En 1993 se reclamaba una suma cercana a los 480 millones de dólares y se discutía también la percepción de fondos por la privatización de YPF. El fiscal de Estado Augsburger había iniciado acciones legales contra Cavallo y no estaba dispuesto a firmar el acuerdo de deudas y acreencias donde no se reconociera la diferencia total.
Augsburger renunció con más silencios que explicaciones y fue reemplazado por Martínez de Sucre y sobre fines de 1993 se ratificó en la Legislatura el acuerdo Nación-Provincia I, previa firma con los intendentes para el reparto de esos fondos.
A ver, Sr. Presidente, tiene una larga lista de nombres que pueden decirle qué se hizo con la diferencia. Muchos de ellos son sus socios, sus hombres de confianza, los primeros en decir que lo apoyan y que cuentan con su apoyo.
En principio, toda esa gente puede explicarle cómo de 480 millones de dólares aceptamos cobrar 160 en bonos y los convertimos en 40 que se fueron en gastos corrientes, en créditos nunca recuperados y en obras inexistentes que nos siguen generando gastos.
Alguien sabe en qué gastó Tierra del Fuego las regalías que Santa Cruz ahorró: sus socios.
Verónica De María
domingo, 6 de mayo de 2007
PRIMERAS JORNADAS DE PERIODISMO Y LETRAS EN TIERRA DEL FUEGO
PRIMERAS JORNADAS DE PERIODISMO Y LETRAS EN TIERRA DEL FUEGO
En la Semana de la Libertad de Expresión
11 y 12 de mayo de 2007
Viernes 11 de mayo
18 hs. Presentación de “López Rega, la biografía”. A cargo de su autor Marcelo Larraquy. CGP Padre Zink (Viedma y Pellegrini).
Sábado 12 de mayo
10 a 13 hs.
Charla con periodistas y alumnos de la carrera de comunicación social con el escritor y periodista Hernán López Echagüe: "Los medios de comunicación y la construcción de la realidad", encuentro a realizarse en el CGP Padre Zink.
17 a 19.30 hs.
Presentación del libro de Hernán López Echagüe “Crónica del ocaso”, en el CGP Padre Zink.
ORGANIZAN TRASHUMANTES RIO GRANDE, SIPREN Y PARTICIPACION CIUDADANA
ENTRADA LIBRE Y GRATUITA
López Echagüe publicó en diversos medios de la Argentina y el exterior, fue redactor de las revistas Humor y El Periodista, del diario Página 12 y corresponsal del periódico O Globo, de Río de Janeiro. Entre sus libros, se destacan: El enigma del general (1991) Gajes del oficio (1993), El otro (1996), La Frontera (1997), Palito. Detrás de la máscara (1998), El hombre que ríe (1999), Como viejos lobos (2001), La política está en otra parte (2002) y Tierra Memoria (2004).
Marcelo Larraquy es periodista e historiador y especialista en investigaciones históricas de las décadas de 1960 y 1970. Fue editor de la revista Noticias, realizó investigaciones y guiones de biografías y documentales para programas de televisión, y escribió para los diarios El País y Diario/16, de España. Ganó el premio Pléyade a la “mejor investigación periodística” del año 1999. Es coautor, junto a Roberto Caballero, de Galimberti, De Perón a Susana, De Montoneros a la CIA (también publicado en España) y autor de López Rega. La biografía. Fuimos soldados es su tercer libro.
En la Semana de la Libertad de Expresión
11 y 12 de mayo de 2007
Viernes 11 de mayo
18 hs. Presentación de “López Rega, la biografía”. A cargo de su autor Marcelo Larraquy. CGP Padre Zink (Viedma y Pellegrini).
Sábado 12 de mayo
10 a 13 hs.
Charla con periodistas y alumnos de la carrera de comunicación social con el escritor y periodista Hernán López Echagüe: "Los medios de comunicación y la construcción de la realidad", encuentro a realizarse en el CGP Padre Zink.
17 a 19.30 hs.
Presentación del libro de Hernán López Echagüe “Crónica del ocaso”, en el CGP Padre Zink.
ORGANIZAN TRASHUMANTES RIO GRANDE, SIPREN Y PARTICIPACION CIUDADANA
ENTRADA LIBRE Y GRATUITA
López Echagüe publicó en diversos medios de la Argentina y el exterior, fue redactor de las revistas Humor y El Periodista, del diario Página 12 y corresponsal del periódico O Globo, de Río de Janeiro. Entre sus libros, se destacan: El enigma del general (1991) Gajes del oficio (1993), El otro (1996), La Frontera (1997), Palito. Detrás de la máscara (1998), El hombre que ríe (1999), Como viejos lobos (2001), La política está en otra parte (2002) y Tierra Memoria (2004).
Marcelo Larraquy es periodista e historiador y especialista en investigaciones históricas de las décadas de 1960 y 1970. Fue editor de la revista Noticias, realizó investigaciones y guiones de biografías y documentales para programas de televisión, y escribió para los diarios El País y Diario/16, de España. Ganó el premio Pléyade a la “mejor investigación periodística” del año 1999. Es coautor, junto a Roberto Caballero, de Galimberti, De Perón a Susana, De Montoneros a la CIA (también publicado en España) y autor de López Rega. La biografía. Fuimos soldados es su tercer libro.
Sandra Russo
Fanny y los chicos del pueblo
Conocí a Fanny hace poco, en una circunstancia que ya relaté en este espacio. Buscando chicos malabaristas de alguna esquina porteña para hacer una nota. La nota que escribí se llamó Malabaristas. Contaba allí que los chicos, en lugar de pedir plata para prestarse a la nota, pidieron útiles para ir a la escuela.
La relación con los chicos continúa hasta hoy, entrecortada, con pedidos de huevos de pascuas para Pascuas, o con recordatorios de que la mamá de algunos de ellos está buscando trabajo por horas. El viernes pasado los chicos llamaron para avisar que Fanny, una de las nenas, había muerto de un paro cardíaco.
Era una nena de pelo revuelto, vivaz, comunicativa, muy despierta, que se pegaba a uno como un gato mientras caminaba por la vereda, y que saltaba mientras le echaba a uno los brazos al cuello. Parecía mucho menor de lo que era. Tenía once años.
Después de la nota en la televisión y de la publicación de la contratapa, los contactamos con el supermercado Disco, que les donó los útiles para este año. El viernes que fuimos a llevarles la montaña de hojas rayadas y carpetas estuvimos un buen rato. En un momento, yo estaba agachada y tenía alrededor de mí a las nenas, que hablaban todas al mismo tiempo. Fanny sacó de alguna parte de sus ropitas harapientas un recorte de revista. Era la actriz de Pasión de Gavilanes. No sé cómo se llama. La estoy viendo ahora, aquí pegada en el corcho de mi estudio. Tiene puesto un vestido amarillo, largo, strapless, que le ajusta el cuerpo desde las axilas hasta las caderas. Una mujer voluptuosa, que saca una pierna y deja ver su sandalia plateada. Es muy bella. Tiene una cara ovalada con muy poca pintura, apenas los ojos delineados, quizá un poco de rubor. El pelo cobrizo nace en las raíces y se extiende no se sabe hasta dónde, pero uno supone que hasta la cintura. A pesar de su cuerpo totalmente sexuado por el vestido amarillo, es buena. Se le nota a esa chica que podría ser objeto de pasión, pero también objeto del amor.
Fanny quería ser como ella. Tengo esta foto aquí porque cuando le dije que esa chica era muy linda, y le devolví la foto, Fanny empujó mi mano hacia mí: “Mejor guardala vos”, me dijo. Y la guardé. Y ahora que sé que Fanny, que parecía más chiquita todavía de lo que era, se murió de golpe, sin que nadie entendiera por qué, creo que esa foto está aquí para que yo haga esto, para que escriba sobre Fanny y su soledad, sus sueños y su risa descontrolada. Fui testigo de Fanny, que revolvía las bolsas de basura en el McDonald’s buscando pedazos de hamburguesa que habían estado en boca de otros. Una nena a la que muchas veces insultaron desde los autos que pasan por la avenida Las Heras. Parte de la mugre que incomoda. Una nena que no tuvo libros de hadas y que recortó la foto de una actriz mexicana de una revista barata para ser ella también una nena con princesas en la mente y en el corazón. Como pudo, por instinto, por obstinación, Fanny se resistió a ser desposeída también de su infancia. Resistió con lo que tenía a mano, y encontró una foto que la hizo suspirar. Fanny vivió en la pobreza profunda, pero aun allí fue una niña ilusionada por lo que, quizá, el futuro tuviera reservado para ella.
No quiero que estas líneas suenen quebradas, porque la persona que las inspira era íntegra y valiente. No quiero llorar por Fanny aquí. Quiero en todo caso recordarla y dejar constancia de su vida, de sus sueños. Y la manera más justa que se me ocurre para recordar a Fanny es sosteniendo su recuerdo en dos dimensiones paralelas. Por un lado, como la nena única e irreemplazable que conocí, y ya forma parte de mi propia historia personal. Pero por otro, creo que pude ver en ella a tantos otros chicos que no les duelen a nadie.
“El hambre es un crimen” es la consigna que desde hace años moviliza a Los Chicos del Pueblo, que comienzan su marcha de este año el próximo lunes. A Fanny y a sus primos y hermanos les llevamos útiles, pero es evidente que ése fue un gesto de cariño, y no la creencia en que una ayuda de ese tipo modifica algo.
¿Habrá sido evitable la muerte de Fanny? No lo sé. Pero es perfectamente evitable, por ejemplo, la muerte de miles de chicos correntinos: la Universidad del Nordeste comprobó que la mitad de los chicos de Corrientes capital está en estado de desnutrición. ¿Con qué derecho vivimos nuestras vidas de wi fi y msn mientras hay estómagos pequeños que se retuercen de jugos gástricos y vacío? Estaría fallándole a Fanny si no advirtiera que su muerte es política.
Sí, vivimos nuestras vidas también de blogs, y pensamos que tenemos el derecho....
Impecable, exacta, dura, Sandra Russo...pegándonos ahí, donde más nos duele.
Conocí a Fanny hace poco, en una circunstancia que ya relaté en este espacio. Buscando chicos malabaristas de alguna esquina porteña para hacer una nota. La nota que escribí se llamó Malabaristas. Contaba allí que los chicos, en lugar de pedir plata para prestarse a la nota, pidieron útiles para ir a la escuela.
La relación con los chicos continúa hasta hoy, entrecortada, con pedidos de huevos de pascuas para Pascuas, o con recordatorios de que la mamá de algunos de ellos está buscando trabajo por horas. El viernes pasado los chicos llamaron para avisar que Fanny, una de las nenas, había muerto de un paro cardíaco.
Era una nena de pelo revuelto, vivaz, comunicativa, muy despierta, que se pegaba a uno como un gato mientras caminaba por la vereda, y que saltaba mientras le echaba a uno los brazos al cuello. Parecía mucho menor de lo que era. Tenía once años.
Después de la nota en la televisión y de la publicación de la contratapa, los contactamos con el supermercado Disco, que les donó los útiles para este año. El viernes que fuimos a llevarles la montaña de hojas rayadas y carpetas estuvimos un buen rato. En un momento, yo estaba agachada y tenía alrededor de mí a las nenas, que hablaban todas al mismo tiempo. Fanny sacó de alguna parte de sus ropitas harapientas un recorte de revista. Era la actriz de Pasión de Gavilanes. No sé cómo se llama. La estoy viendo ahora, aquí pegada en el corcho de mi estudio. Tiene puesto un vestido amarillo, largo, strapless, que le ajusta el cuerpo desde las axilas hasta las caderas. Una mujer voluptuosa, que saca una pierna y deja ver su sandalia plateada. Es muy bella. Tiene una cara ovalada con muy poca pintura, apenas los ojos delineados, quizá un poco de rubor. El pelo cobrizo nace en las raíces y se extiende no se sabe hasta dónde, pero uno supone que hasta la cintura. A pesar de su cuerpo totalmente sexuado por el vestido amarillo, es buena. Se le nota a esa chica que podría ser objeto de pasión, pero también objeto del amor.
Fanny quería ser como ella. Tengo esta foto aquí porque cuando le dije que esa chica era muy linda, y le devolví la foto, Fanny empujó mi mano hacia mí: “Mejor guardala vos”, me dijo. Y la guardé. Y ahora que sé que Fanny, que parecía más chiquita todavía de lo que era, se murió de golpe, sin que nadie entendiera por qué, creo que esa foto está aquí para que yo haga esto, para que escriba sobre Fanny y su soledad, sus sueños y su risa descontrolada. Fui testigo de Fanny, que revolvía las bolsas de basura en el McDonald’s buscando pedazos de hamburguesa que habían estado en boca de otros. Una nena a la que muchas veces insultaron desde los autos que pasan por la avenida Las Heras. Parte de la mugre que incomoda. Una nena que no tuvo libros de hadas y que recortó la foto de una actriz mexicana de una revista barata para ser ella también una nena con princesas en la mente y en el corazón. Como pudo, por instinto, por obstinación, Fanny se resistió a ser desposeída también de su infancia. Resistió con lo que tenía a mano, y encontró una foto que la hizo suspirar. Fanny vivió en la pobreza profunda, pero aun allí fue una niña ilusionada por lo que, quizá, el futuro tuviera reservado para ella.
No quiero que estas líneas suenen quebradas, porque la persona que las inspira era íntegra y valiente. No quiero llorar por Fanny aquí. Quiero en todo caso recordarla y dejar constancia de su vida, de sus sueños. Y la manera más justa que se me ocurre para recordar a Fanny es sosteniendo su recuerdo en dos dimensiones paralelas. Por un lado, como la nena única e irreemplazable que conocí, y ya forma parte de mi propia historia personal. Pero por otro, creo que pude ver en ella a tantos otros chicos que no les duelen a nadie.
“El hambre es un crimen” es la consigna que desde hace años moviliza a Los Chicos del Pueblo, que comienzan su marcha de este año el próximo lunes. A Fanny y a sus primos y hermanos les llevamos útiles, pero es evidente que ése fue un gesto de cariño, y no la creencia en que una ayuda de ese tipo modifica algo.
¿Habrá sido evitable la muerte de Fanny? No lo sé. Pero es perfectamente evitable, por ejemplo, la muerte de miles de chicos correntinos: la Universidad del Nordeste comprobó que la mitad de los chicos de Corrientes capital está en estado de desnutrición. ¿Con qué derecho vivimos nuestras vidas de wi fi y msn mientras hay estómagos pequeños que se retuercen de jugos gástricos y vacío? Estaría fallándole a Fanny si no advirtiera que su muerte es política.
Sí, vivimos nuestras vidas también de blogs, y pensamos que tenemos el derecho....
Impecable, exacta, dura, Sandra Russo...pegándonos ahí, donde más nos duele.
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