Ahora
que lo pienso, que se lo dije y luego lo pensé, creo que en realidad
mi primer reconocimiento hacia su persona como “ángel de la
guarda”, fue cuando otra persona apareció en el momento preciso
para auxiliarme.
Un
día y de pronto mi auto no anduvo más, me había quedado sin nafta,
algo tan ridículo, tan tonto, tan previsible pero bueno: me había
ocurrido.
Me
bajé del auto, era en el centro, y no entiendo por qué motivo o no
tenía mi billetera o no tenía dinero y no tendría...tarjetas de
crédito?
Como
sea, apareció ella: Laura,. Se bajó de su auto me preguntó si
necesitaba ayuda (tendría una cara yo: terrible!). Le dije que sí:
nafta!
Fuimos
a una estación de servicio, me vendieron 5 litros, los pagó ella,
el señor de la estación me dió una botella de gaseosa o algo así,
cortada por el fondo, me explicó que la usara para cargar la nafta
en el tanque, Laura me acompañó, me ayudó, me esperó y cuando
toda la operación estuvo concluída le dije: Gracias! Me hiciste
acordar tanto a Guillermo Ainsworth! Ella lo conocía, sabía de
quién hablaba y me preguntó atónita, por qué'?
Le
dije que era largo, que cuando le fuera a llevar a la casa la plata
de la nafta le contaría y así fue.
Unos
días después fuí a su casa, y empecé con aquella anécdota de
cuando vivíamos en Santa Rosa y de pronto después de colgar yo el
teléfono luego de hablar con una compañera del Hospital, vuelve a
sonar, atiendo y una voz masculina me dice. Hola Cristina, soy
Guillermo A. Yo lo conocía porque habíamos atendido a su mamá en
el Hospital con Pino varias veces...y me dice “Mirá, parece que
nuestros teléfonos están ligados, vos recién estabas hablando con
una tal María Inés, no?” Sí, repuse. Y tenés un teléfono
inalámbrico? Sí, tal cual! Bueno, mirá, yo vivo al otro lado de la
ruta, y me parece que lo que tendrías que hacer es cambiar el canal
del inalámbrico, porque muchas veces suena el teléfono acá, yo
atiendo y no es para mí, y recién hoy reconocí tu voz, y me di
cuenta que eras vos.
Se
lo agradecí profundamente porque soy muy paranoica y más de una vez
había pensado que podíamos tener nuestro teléfono intervenido, no
sé, por mi actividad en el Sindicato, o algo así....
Un
tiempo después, volvía del aeropuerto de dejar a mi marido con mis
dos niños pequeños, una era Paula que era una bebita de cinco o
seis meses, y Eli, un poco más grande. Había nevado y probablemente
se iba a helar todo, era imprescindible poner las cubiertas con
clavos. Me dirigí al salir del aeropuerto a mi gomería amiga adonde
tenían muchísimo trabajo, todos estaban en la misma tarea. Me
acerqué con mi beba en brazos y mirada desolada y allí estaba él:
G. A. Sacó las cubiertas del baúl, las acercó una por una a la
gomería, ayudó al gomero a desarmarlas, cargó las otras cubiertas
en el baúl....un ángel!
Pasaron
los años y los inviernos y llegó ese invierno del 95 tan crudo, tan
frío, tan lleno de nieve y de voladeros que se te aparecían en
cualquier momento y en cualquier lugar...yo transitaba igual.
Un
día partí hacia el hospital, por la bajada improvisada de
Pellegrini, a la vuelta intenté entrar a mi barrio por la dársena
improvisada de la misma Pellegrini y en mi camino había aparecido
una gigantesca montaña de nieve. En un primer momento no me
amedrenté, llevaba en el baúl una pala, lo abrí y estaba dispuesta
a palear la nieve...pero iba a lograrlo?
Y
apareció él, G. A. no sé de dónde ni cómo....cazó la pala,
abrió un poco el camino y luego y si mal no recuerdo puso un gancho
de malacate en mi auto y me sacó de ahí sana y salva...y por sobre
todo: rápido.
Jajaja
si yo me ponía a palear la nieve, iba a llegar la primavera....
Y
ahí lo bauticé “mi ángel guardián”.
Estoy
casi segura que hubo alguna anécdota más, pero por no haberla
anotado a tiempo, ahora no la recuerdo...
Dios
quiera que estés curado ángel...que no haya más recurrencias, que
tengas paz con tus ganglios, sos muy buen tipo y tiene que estar todo
bien.
Al
final escribí esto, porque me parece que mis invitaciones a “tomar
cafecito” que para mí son de toda la vida, sobre todo de la vida
de la facultad, algo tan de todos los días...a algunas personas las
amedrenta...
1 comentario:
NO HAY CASUALIDADES, CAUSALIDADES, GENTE MARAVILLOSA CON LA QUE UNO SE ENCUENTRA...ES ASÍ, ESO NOS LLENA EL ALMA Y RECONFORTA EL CORAZÓN.
ojalá angel, a quien no conozco se este recuperando bien!!!
me encantan tus cafecitos!!!!!los extraño!!!! gran abrazo.Mar
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