sábado, 26 de diciembre de 2009

GALEANO: ESPEJOS


Fundación del tango

Había nacido en el Río de la Plata, en los puteros de los suburbios. Los hombres lo bailaban entre ellos, para entretener la espera, mientras las mujeres atendían otros clientes en la cama. Sus sones, lentos, tartamudos, se perdían en los callejones donde reinaban el cuchillo y la tristeza.
El tango llevaba la marca de su origen en la frente, los bajos fondos, la mala vida, y por eso tenía prohibido salir.
Pero el impresentable se abrió paso. En 1917, de la mano de Carlos Gardel, el tango irrumpió en el centro de Buenos Aires y subió al escenario del teatro Esmeralda y se presentó por su nombre. Gardel cantó "Mi noche triste" y fue ovacionado. Y se acabó el exilio del tango. Bañada en lágrimas, la pacata clase media le dio clamorosa bienvenida y le otrogó certificado de buena conducta.
Ese fue el primer tango que Gardel grabó en disco. Sigue sonando, y cada día suena mejor. A Gardel lo llaman el Mago. No exageran ni un poquito.





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