domingo, 30 de marzo de 2014
Fumigaciones: ¿y los 1500 metros?
Sin mayor planificación ni previsión en cuanto a la de por sí
insuficiente provisión de servicios básicos, Alta Gracia se apresta a
transitar meses en los que nuevos emprendimientos urbanos despuntarán
como hongos erectos tras un día de lluvias. El fenómeno pretende
atribuirse al cambio de uso de terrenos en los que años atrás se
fumigaba, y que a partir de la nueva ordenanza sobre aplicaciones
pasaron a estar dentro de la franja de protección establecida a 1500
metros de la zona urbana. Algo de eso hay, pero desconoce tal hipótesis
que el asunto no es nuevo, que ya se vislumbró en ocasión de discutirse
la norma ambiental en el Concejo Deliberante, y que no pueden desdeñarse
como factores decisivos la saturación poblacional en la capital
provincial y la cómoda autovía “Atilio López”.
Sin embargo, y mientras llamativamente sigue fuera de agenda pública la
monumental ampliación que prevé sobre las sierras el country Potrerillo
de Larreta, la ciudad se debe una discusión no menor: ¿Qué pasará con
los 1500 metros de resguardo fumigatorio una vez consolidados los nuevos
barrios? Es imposible correr la “frontera”, por caso, en el límite
norte, donde muy cerquita está la comuna de Falda del Carmen. Del otro
lado ocurre algo similar, con los Aromos. Cabe apuntar, al respecto, que
en este año y medio de ordenanza “modelo” tampoco se avanzó en
convenios o acuerdos políticos para las localidades aledañas adhieran a
la ley municipal altagraciense, dicten similares o incluso normas más
restrictivas, en pos del declamado derecho a la salud.
A locales y sobre todo visitantes, a grosso modo se les ofrece vivir en
“un jardín cerca de Córdoba capital” y otras construcciones semióticas
acompañadas de idílicas fotos con predominancia del verde, ideales para
desprevenidos, en lo posible de clase media con poder adquisitivo.
Si no se rediscute la franja de protección ambiental ante esta nueva
realidad, existe el riesgo que algunos de esos nuevos vecinos tengan,
más temprano que tarde, una fumigación en las propias puertas de sus
casas.